Europa y Estados Unidos estrenan legislaturas casi a la vez y, en lo económico, ambas lo hacen con una mirada hacia dentro, si bien con enfoques diferentes: Donald Trump vuelve a la Casa Blanca con un proteccionismo a costa de aranceles, mientras la Unión Europea (UE) trata de erguirse con una autonomía industrial propia de la que viene hablando desde antes de la pandemia del covid 19. Esto, en un contexto geopolítico marcado por dos guerras, en Gaza y Ucrania, y un gigante asiático fortalecido. Para protegerse y abrirse camino en este entorno hostil, el Parlamento Europeo impulsa un amplio espectro de leyes que incluyen el control del blanqueo medioambiental (‘greenwashing‘, en inglés), práctica por la cual algunas empresas anuncian o etiquetan sus productos como ecológicos, sin que más de la mitad lo sean. En paralelo, otra directiva busca regular el comercio electrónico proveniente de China, que vende por debajo del precio del mercado a costa de saltarse los estándares de seguridad europeos.

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