Al menos 34 personas han sido detenidas en los disturbios de la noche de este jueves en Dublín, provocados tras el apuñalamiento de tres niños y de una mujer a la salida de un colegio en la capital irlandesa. Los agentes de la policía (Garda) se vieron sobrepasados a última hora de la tarde por cerca de 500 personas, que salieron a las calles alentadas por grupos de extrema derecha después de que circularan rumores en las redes sociales sobre el origen del atacante. «Estas escenas no las habíamos visto en décadas. Está claro que las protestas se han radicalizado a través de internet», ha dicho el comisario de la Garda, Drew Harris, en una rueda de prensa este viernes. Los disturbios se han saldado con al menos 11 coches de la policía quemados y 13 comercios saqueados, según los agentes.
La movilización comenzó pocas horas después de los ataques, perpetrados por un hombre de unos 50 años sobre las 13.30 horas del jueves. Los manifestantes se concentraron en las zonas aledañas al colegio, situado en Parnell Square, en el centro de la capital, y se enfrentaron a la policía con ladrillos y fuegos artificiales. Cerca de 400 agentes fueron desplegados a lo largo de la noche y cortaron el tráfico en la zona para evitar mayores incidentes. Al menos uno de ellos sufrió heridas importantes. «No podíamos anticipar que esta sería la respuesta a este terrible suceso», ha asegurado el comisario Harris, quien ha destacado que se está investigando el origen de los disturbios, así como los motivos detrás del ataque.
Dos heridas graves
El presunto agresor fue inmovilizado rápidamente tras los ataques del jueves frente al colegio Gaelscoil Choláiste Mhuire, que dejó heridas de gravedad a una niña de cinco años y a una trabajadora del centro de unos 30 años. Otros dos niños resultaron heridos leves y al menos uno de ellos ya ha recibido el alta. El presunto autor de los ataques se encuentra también hospitalizado, bajo custodia policial, tras sufrir heridas leves provocadas por él mismo. Los agentes de la Garda aseguran que el ataque «no está relacionado con el terrorismo» e insisten en que están siguiendo una «línea definida» de la investigación, aunque por ahora no han revelado más detalles.
En declaraciones a la cadena pública irlandesa RTE, Siobhan Kearney, testigo del suceso, explicó cómo trato de ayudar, con la asistencia de otra ciudadana, ante una situación de calificó de «absoluto caos». «Miré hacia el otro lado de la calle y vi al hombre y los gestos de acuchillamiento ante muchos niños, por lo que crucé la carretera. El hombre acababa de acuchillar a dos niños», aseguró Kearney, quien destacó la rapidez con la que los servicios de emergencia se desplazaron al lugar.
Situación de alerta
A pesar de que la situación en el centro de Dublín ya ha vuelto a la normalidad, el comisario Harris no ha descartado que se produzcan nuevos incidentes y ha apuntado a la necesidad de «revisar» las tácticas de orden público. «Tenemos que suponer que veremos más protestas de este tipo. Se producirán más detenciones a medida que la policía estudie las grabaciones de las cámaras de seguridad», ha explicado. El jefe de la policía ha evitado asumir responsabilidades y ha desplegado un fuerte dispositivo policial en la zona para evitar que se repitan las protestas violentas de la pasada noche.
El primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, ha mostrado su confianza en la policía y ha cargado con dureza contra los manifestantes. «Necesitamos recuperar Irlanda de los criminales que buscan cualquier excusa para desatar el horror en nuestras calles. Esto no es lo que somos ni lo que seremos nunca», ha asegurado Varadkar, quien ha calificado los actos como «vergonzosos». Otros miembros del Gobierno se han situado en la misma línea, entre ellos la ministra de Justicia, Helen McEntee, y el viceprimer ministro, Micheál Martin, quien ha mostrado su apoyo a las víctimas. «No podemos perder de vista el horror de ese ataque y su impacto. Vamos a trabajar para apoyar a todos los afectados por eso hoy y en los próximos días».