Grifols finaliza el año como empezó: con una acusación de falta de transparencia. El fondo canadiense Brookfield retiró su oferta pública de adquisición (opa) este miércoles después de cuatro meses de montaña rusa en las negociaciones por alcanzar un acuerdo que beneficiase tanto a esta firma como a la empresa y a la familia fundadora, que ostenta el 30% del capital de la farmacéutica catalana. Su decisión se sostentó, en gran parte, en los choques continuos con los Grífols, pero también a los obstáculos que ponían a la hora de entregar todas las cifras. Según explica Bloomberg, Brookfield «no estaba recibiendo la información que necesitaba en el examen de los libros de la compañía«, especialmente sobre las operaciones con partes vinculadas para completar su ‘due diligence’. Grifols no había facilitado esta información el 19 de noviembre, cuando el fondo publicó su oferta de 10,5 euros por acción que finalmente sería rechazada por el consejo de administración de la farmacéutica. La compañía catalana desciende cerca del 5% en bolsa este jueves.
Lo cierto es que desde el anuncio de la operación el pasado 8 de julio, las discrepancias entre Brookfield y la familia Grífols han ido en aumento. Ambas partes acordaron evaluar una posible opa conjunta por la totalidad del capital social de la farmacéutica para excluirla de bolsa. Con la opa, los Grífols pretendían estabilizar la empresa después de un hundimiento importante de sus acciones desde enero, cuando el fondo bajista estadounidense Gotham City Research acusó a la compañía de manipular sus cuentas y mantener intereses cruzados con la firma patrimonial de la familia fundadora, Scranton Enterprises.
Precisamente hoy Gotham ha aprovechado para incidir en sus redes sociales sobre la razón de Brookfield de retirarse de la opa: «¿Por qué Brookfield decidió no comprar Grifols? Según Bloomberg, una de las razones: Brookfield no estaba obteniendo la información que necesitaba al revisar los libros de Grifols», apuntan. Cabe recordar que la CNMV abrió expedientes sancionadores a finales del mes de septiembre a Gotham por manipulación de mercado y a Grifols por defectos en su información financiera.
Poco después del movimiento del regulador, Brookfield mostró las primeras dudas y solicitó más tiempo al consejo de administración de la farmacéutica para analizar con mayor detalle la oferta. Es aquí cuando el fondo comienza a insistir en pedir más información para completar el ejercicio de ‘due diligence’ en el que estaba inmerso. Y poco después, en noviembre, el fondo canadiense confirmó mediante cartas fechadas el 10 y 11 de ese mes dirigidas al Comité de la Transacción haber solicitado acceso a determinada información para finalizar su ejercicio de ‘due diligence’.
Opacidad en la alta dirección
La falta de transparencia fue un tema candente durante la conferencia telefónica con inversores realizada pocos días después de la publicación del informe de Gotham, también dentro de la alta dirección. Los cambios comenzaron a principios de febrero e incluso antes, cuando Steven Mayer ascendió a primer consejero delegado no familiar de la empresa en 2022 y dejó su puesto poco después. La compañía catalana apartó a Raimon Grifols, Víctor Grifols Deu y Albert Grifols, los tres pertenecientes a la familia fundadora, de sus funciones ejecutivas, aunque continuarían en el consejo de administración como consejeros dominicales. Thomas Glanzmann seguiría como presidente ejecutivo en un inicio, pero abandonó sus responsabilidades ejecutivas en septiembre, y Nacho Abia pasó a ocupar el puesto como consejero delegado en abril.
Grifols mantuvo en el tercer trimestre la senda de beneficios recuperada este ejercicio. La compañía obtuvo un beneficio neto de 52 millones de euros entre julio y septiembre, lo que elevó las ganancias en los 9 primeros meses del ejercicio hasta los 88 millones. El beneficio neto está afectado por algunos gastos financieros y fiscales no recurrentes asociados a los actuaciones de la empresa para reducir su deuda y a la operación de venta del 20% de su filial china SRAAS al grupo chino Haier. Si se excluyen estos impactos, el beneficio neto ascendió a 264 millones en los nueve primeros meses del año, según la empresa.