El acceso al área de hospitalización de salud mental del Hospital Valle del Nalón, en Riaño (Langreo) tenía una puerta metálica con dos ventanucos que se cerraba con llave cada vez que alguien entraba o salía y que por la parte interior no tenía tirador. Era lo más cercano que había en el centro hospitalario a una puerta de la galería de una cárcel. Ahora, desde el exterior, basta con apretar un botón para franquear el paso. Desde dentro, para salir, la puerta se abre con un sensor con tan solo acercarse.
Es parte del nuevo y pionero modelo asistencial en salud mental que se ha implantado en el Hospital Valle del Nalón. Lo resume de manera gráfica (con un impresionante dibujo de una paciente, incluido) el jefe de servicio, Celso Iglesias: «Los pacientes pasan de estar encerrados a estar ingresados». Ya no hay llave que cierre esa puerta y ya no hay nadie que les diga a los familiares que no se pueden quedar a dormir con los pacientes. Las personas ingresadas en el área de salud mental podrán recibir visitas y que estas se queden a pasar la noche con ellos «igual que un paciente de traumatología o de cualquier otra área», apunta Iglesias. Antes no era así, y no es así en ningún hospital de Asturias, los familiares no pueden dormir con los pacientes. En Riaño podrán hacerlo «siempre que no haya ningún condicionante médico que lo impida».
La planta de hospitalización de salud no solo ha cambiado la puerta de acceso, ha ganado espacios. Lo ha hecho gracias al apoyo de la Fundación Alimerka, que ha colaborado en la reforma de la zona, una obra que ha supuesto una inversión de 52.850 euros dentro de la política de «humanización» del hospital. También ha ganado espacios gracias a que médicos y sanitarios han renunciado a parte de los suyos, en concreto a un despacho y medio, para que lo ganen los pacientes. De este modo, lo que antes era una sala de estar típica de hospital, muy parecida a una sala de espera, se ha dividido ahora en tres zonas en las que los pacientes pueden ver la tele, leer un libro de su propia biblioteca o hacer terapia en una mesa enorme. También se ha reformado otra sala para que se convierta es un espacio «multisensorial». Los pacientes disponen de dos sillones y un proyector para relajarse. Junto a ese espacio, que el jefe de servicio explica que sirve para «controlar la ansiedad», se ha habilitado una pequeña zona de reuniones en la que los médicos pueden hablar con pacientes o familiares en un ambiente amable y discreto, algo que evita la rigidez de los despachos.
Todos estos nuevos espacios los pueden utilizar tanto los pacientes que están ingresados como las visitas que acuden a verlos durante su periodo de hospitalización.
El aspecto de la planta ha cambiado completamente. Sigue siendo un centro hospitalario pero estas estancias se parecen más a un hotel que a un hospital. Es de lo que se trata, de crear espacios amables que contribuyen a la mejora de los pacientes gracias a una percepción distinta del lugar en el que están.
«Antes llegaba una familia con un chaval de 19 años y veían como le quitábamos el móvil y cerrábamos la puerta con llave. Era muy duro y podía incluso llevar a pensar a la familia que el ingreso no era una buena opción», explicaba ayer Celso Iglesias junto a la puerta de acceso a la planta. Ahora no hay llave y los pacientes pueden utilizar dispositivos electrónicos.
Todo esto lo comprobó este jueves de primera mano el presidente del Principado, Adrián Barbón, que visitó las nuevas instalaciones acompañado de su consejera de Salud, Concepción Saavedra; el presidente de la Fundación Alimerka, Alejandro Fernández; el gerente del Servicio de Salud del Principado (Sespa), Aquilino Alonso; la gerente del área sanitaria VIII, Lidia Clara Rodríguez, y el director de la Fundación Alimerka, Antonio Blanco.
La consejera de Salud, que fue jefa del servicio de Urgencias del Hospital Valle del Nalón, destacó que se trata de «algo pionero en Asturias, un proyecto que crea espacios más abiertos que respetan los derechos y dignidad de los pacientes». Concepción Saavedra puso cifras. La unidad de salud mental tiene capacidad para 12 pacientes. En la actualidad hay 7 personas ingresadas. Da servicio a las áreas sanitarias VIII (valle del Nalón) y VI (Oriente), con una población total de 116.000 personas. En el servicio hay al año alrededor de 290 ingresos con una estancia media de nueve días.
La Consejera, que conoce bien el hospital y el área sanitaria, explicó que en ningún caso se va a ver afectado por la modificación del mapa sanitario. «No vamos a cerrar ningún hospital ni centro de salud. Todo lo contrario, queremos potenciar los hospitales comarcales», enfatizó. Explicó también que el proceso abierto hace unos días para nombrar a un nuevo director del Valle del Nalón se justifica «dentro de la idea de buscar los mejores perfiles profesionales para cada momento». Así, avanzó, lo que ahora necesita el centro hospitalario langreano es «una persona con un gran conocimiento del área sanitaria VIII y de la gestión sanitaria».
En todo este proceso incluyó la Consejera el nuevo centro de atención a la salud mental que el Principado abrirá en el colegio La Salle, en Ciaño. Salud prevé redactar el próximo año el plan funcional para el inmueble.
Por último, Saavedra apuntó que los servicios jurídicos de la consejería están trabajando para aclarar el procedimiento en caso de duplicidad en las solicitudes de plazas dentro del proceso de estabilización de profesionales que ha puesto en marcha su departamento, un total de 4.700 plazas en 96 convocatorias de oferta pública empleo por concurso méritos y concurso oposición.
Por otro laod, la Plataforma por la Defensa de la Sanidad Pública en el Valle del Nalón no quiso dejar pasar la oportunidad de una visita institucional para concentrarse a la puerta del hospital comarcal y denunciar una vez más los recortes y la merma en la atención que, según el colectivo, afecta a los usuarios de la sanidad pública en el Nalón. La plataforma denuncia la fuga de profesionales, la ausencia de especialistas y largas lista de espera. En la imagen, el presidente del Principado, Adrián Barbón, pasa ante la concentración.
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