El acceso al área de hospitalización de salud mental del Hospital Valle del Nalón, en Riaño (Langreo) tenía una puerta metálica con dos ventanucos que se cerraba con llave cada vez que alguien entraba o salía y que por la parte interior no tenía tirador. Era lo más cercano que había en el centro hospitalario a una puerta de la galería de una cárcel. Ahora, desde el exterior, basta con apretar un botón para franquear el paso. Desde dentro, para salir, la puerta se abre con un sensor con tan solo acercarse.

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