El optimismo que reinaba entre las filas del Sinn Féin –durante décadas el brazo político de los terroristas del IRA– se ha desdibujado en los últimos meses en Irlanda. Los escándalos internos y las dificultades para conectar con un electorado heterogéneo han dilapidado la cómoda ventaja que le daban las encuestas y han alejado la posibilidad de lograr la victoria en las elecciones generales de este viernes, en las que está previsto que la actual coalición de centroderecha renueve su mandato. Los últimos pronósticos sitúan al partido republicano irlandés como tercera fuerza con un 19% de los votos, muy lejos del 36% que le atribuían a mediados de 2022.

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