El restaurante chino Shangrilá, especializado dimsums y comida tradicional acaba de recibir un “Solete Repsol” por su propuesta apetecible y buen ambiente. “Soletes” es la calificación más joven de Guía Repsol y se concede a restaurantes de carta informal, terrazas, cafeterías, bares, vinotecas… en los que se come de maravilla. Shangrilá es el lugar ideal para degustar estas pequeñas empanadillas al vapor rellenas de verduras, gambas o carne de cerdo y ternera, tan tradicionales de la cocina china. Shangrilá está especializado en dimsum pero también son igual de caseros sus salteados y tallarines (que siguen la receta de la abuela de uno de los propietarios), platos picantes y otros de casquería, que encajan a la perfección con los paladares madrileños. Todo a un precio llamativamente asequible. Al frente de la cocina está Liang Wang chef del famoso restaurante chino del parking de Plaza de España.
En la carta de Shangrilá se pueden encontrar dimsums a la plancha, rellenos de verdura, de gambas, en sopa, de cerdo, xiao long bao, triangulares, redondos… un auténtico festival de sabores a un precio entre 5,75 y 5,95 € por ración.
Aparte de los dimsum, la carta ofrece una gran variedad de salteados: de pollo, ternera, gambas, todos con verduras del país, como loto, espárragos, col y berenjena chinas…; sopas y tallarines en multitud de variantes, Además de unas exquisitas costillas de cerdo y pato asado.
En el apartado picante, destacan las sartenes de pollo, ternera, gambas o calamares con verduras y la casquería se hace presente en callos de ternera o cerdo salteados con puerro.
Shangrilá ofrece una cocina genuinamente china, con recetas caseras traídas directamente de ese país, a las que se les da un toque personal. Por ejemplo, los tallarines chinos con salsa de la casa es una de las recetas que hace la abuela de uno de los propietarios, al igual que la sopa de tallarines caseros o el dimsum triangular de fécula de patata relleno de carne. Todos, platos de la región de Qingtian, famosa por sus campos de arroz con peces.
Un poco de historia
Shangrilá se ubica en el mismo espacio que el primer restaurante chino que abrió en Madrid en 1963 y de idéntico nombre, aunque ha pasado por otras vidas, y que sus actuales propietarios han querido recuperar. Auténtica comida tradicional china, en la calle más ídem de Madrid: Leganitos, al lado de Gran Vía, donde la población asiática tiene negocios para sus compatriotas. Como muestra, la carta está escrita en japonés, chino y koreano. Y también, claro, en español y en inglés.
En 1962, tres jóvenes cocineros chinos de Hong Kong llegaron a Madrid y meses después entraron a trabajar en el primer restaurante de este tipo de comida en la capital, un espacio que venía a sacudir el panorama gastronómico de la ciudad. El concepto era de lo más exótico que se podía concebir en aquellos tiempos. Los misterios del lejano país se revelaban a través de la decoración, el personal y, sobre todo, las especialidades del establecimiento.
Shangrilá Dimsum Bar llega de la mano del mismo grupo empresarial que reabrió con éxito hace unos años el antiguo restaurante El Buda Feliz. Se da la coincidencia o ¿es la buena suerte china? de que este grupo empresarial también se llame Hermanos Shangrilá. Su idea era crear un nuevo modelo de hostelería que diera a conocer mejor al público occidental la diversidad de la riqueza culinaria china y que huyera de los tópicos de la oferta creada para amoldarse a los gustos españoles décadas atrás. “La comida china es muy variada y nuestro proyecto es seguir creciendo con la apertura de locales temáticos en torno a las especialidades gastronómicas de las regiones de nuestro país, donde las cartas estén claramente diferenciadas”, concluyen.