Los teléfonos no dejan de sonar en las oficinas de Valdebebas. Desde hace unas semanas los reveses que ha sufrido el Real Madrid en el césped han provocado un movimiento interno que Carlo Ancelotti conoce perfectamente de su primera etapa como técnico blanco.  La dura derrota ante el Barcelona en el clásico (0-4) y el sonado tropiezo ante el Milan en Champions (1-3) hicieron saltar las alarmas. El Bernabéu había dejado de ser un fortín y el Real Madrid se había convertido en un equipo vulnerable que no terminaba de integrar a Kylian Mbappé en el equipo campeón de la pasada Champions. 

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