El 29 de octubre, cuando en el área de Utiel y Requena el lodo invadió calles y viñedos, los vecinos se quedaron, además, sin teléfono. La inundación había cortado el suministro eléctrico, y antenas y repetidores que dan servicio a los móviles funcionaron hasta que se les agotó la batería de emergencia. El día siguiente, el todavía recién constituido CECOPI valenciano y el comité de seguimiento de la crisis creado en Moncloa no tenían a disposición un censo de baterías, ni un listado de generadores eléctricos disponibles en las provincias limítrofes con Valencia.

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