«No sabéis la tranquilidad que me genera tener garantizado el futuro», reconocía Gabriel Escarrer Juliá en público. Al hotelero que ha fallecido a los 89 años le preocupaba, y mucho, que el emporio en que se ha convertido Meliá Hotels International en casi tres décadas de historia pudiera saltar por los aires. El mallorquín dedicó toda su vida y pasión a crear una compañía que en la actualidad supera las 92.000 habitaciones. Cuenta con 357 hoteles operativos y otros 71 proyectos firmados, según su último informe trimestral presentado este noviembre.
En total el grupo conforma una cartera que supera los 400 hoteles repartidos en más de 40 países, con nueva marcas y una plantilla de más de 40.000 trabajadores repartidos por el mundo.
Al patriarca de la familia Escarrer como a tantos hoteleros les preocupa que una de cada tres empresas familiares desaparecen con la segunda generación. Para una cotizada en el Ibex 35 el riesgo podía ser aún mayor.
«Nunca he querido dejar a la familia un problema. Me quitaba el sueño dejar la transición organizada, incluso hasta la tercera generación».
Estas palabras están extraídas de su libro de memorias, Mi vida. La historia del hombre que creó el mayor grupo hotelero español. Estas palabras el fundador de la compañía multinacional las ha repetido tanto en su ámbito privado como a viva voz. La última ocasión en público en que se refirió a la confianza que le suscita cómo su hijo menor lleva las riendas de la compañía fue cuando el rey Felipe V le entregó el Premio Reino de España a la Trayectoria Empresarial, en septiembre de 2022.
Para el empresario que supo explotar con esmero el turismo de masas el futuro de su obra está a salvo bajo la batuta de Gabriel Escarrer Jaume, reconocido por su trayectoria directiva y como líder del sector al frente del lobby turístico de las grandes compañías, Exceltur.
Atado y bien atado
El histórico hotelero logró dejar atado y bien atado el devenir de la primera hotelera de España y la segunda de Europa. Su apuesta final viró hacia su hijo menor que en diciembre de 2016, cuando la hotelera cumplía su sesenta aniversario, se convirtió en su sucesor. Escarrer Juliá renunció a sus funciones ejecutivas y se las cedió a su hijo Gabriel, que ya ejercía como vicepresidente y consejero delegado del grupo.
Si había problemas en la gran hotelera mallorquina se han llevado con discreción. El primogénito varón, Sebastián Escarrer Jaume, el quinto hijo de la saga hotelera, fue apartado de la compañía, a pesar de que fue el primero en el que el fundador confío para pilotar Meliá. Se había incorporado a la hotelera en 1993, antes que su hermano menor. En 1994 había sido nombrado consejero delegado de Meliá, cargo que ocupó durante dieciséis años. Progresivamente, fue apartándose de la compañía hasta que en mayo de 2020 se desvinculó del grupo hotelero al dimitir como consejero externo dominical.
En Meliá rige un estricto protocolo ante la posible incorporación de la tercera generación. «Hay veinte nietos y tenemos un protocolo familiar que establece que no puede haber ningún miembro de la familia trabajando en la compañía», explicó Gabriel Escarrer Jaume a este diario. Significa que se ha planificado para que no haya ningún otro paso fallido en la sucesión. «Seguro que se han formado para ser en el futuro buenos accionistas y tener conocimiento de la empresa y seguro que estarán representando a la familia en un consejo de administración», añadía el presidente ejecutivo de Meliá. «De momento la intención es que no trabajen». Su objetivo es profesionalizar los órganos de gobierno. «Es una rara avis que una familia con mayoría holgada en el accionariado de la compañía se someta a esa disciplina», reconocía.
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