Las empresas de servicios energéticos han disparado sus inversiones en los últimos años en todo el mundo. Los objetivos de descarbonización fijados por las autoridades públicas mundiales y los proyectos que para ello se llevan a cabo desde hace años han hecho que las iniciativas se multipliquen. Sólo en el último lustro, las inversiones de las empresas del sector se han multiplicado por ocho, según datos del Observatorio de Eficiencia Energética 2024 presentado por la Asociación nacional de Empresas de Servicios Energéticos (Anesa).
La carrera contra el cambio climático está detrás de este impulso que ya en la COP28 de Dubai, anterior a la celebrada en Bakú la semana pasada, subrayaba la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Uno de los objetivos que entonces se marcó fue triplicar la capacidad global de energías renovables y duplicar la tasa media anual de mejora en eficiencia energética.
En el caso de la Unión Europea, el observatorio destaca que la ambiciosa hoja de ruta comunitaria está provocando que se haya producido una “profunda transformación de su economía, buscando no sólo que sea competitiva sino también sostenible y eficiente en el uso de sus recursos. El objetivo prioritario es alcanzar para 2050 la neutralidad climática gracias la reducción en un 55% de las emisiones, el incremento en un 48% del uso de las energías renovables y limpias –solar, eólica, hidroeléctrica, hidrógeno…- y por último a través de mejora del 38% del ratio de eficiencia energética.
España: casi 4.000 millones facturados
En el caso de España en este escenario se detecta un incremento en el tamaña y número de empresas del sector. Además se detecta que ven incrementado su volumen de facturación. Se estima que en 2023 el sector de servicios de energía facturó 3.990 millones de euros e invirtió por valor de 846 millones de euros.
Anese propone una batería de medidas entre las que destaca la necesidad de adecuar la legislación española para facilitar una “regulación estable, coherente, impulsora y sencilla que promueva la descarbonización”: “Para ello es necesario realizar las trasposiciones de las directivas europeas de eficiencia energética”, recuerdan-. Además, plantean promover la contabilidad energética en las empresas e industrias de nuestro país para que cada una de ellas conozca “cuánto y qué consume en sus procesos”. Para eso, plantea la necesidad de impulsar e incentivar la colocación de mecanismos de mediciones.
Durante el II Congreso de Descarbonización y Sostenibilidad de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Energéticos (Anese), el director general de Planificación y Coordinación Energética, Víctor Marcos destacó la oportunidad de desarrollo económico que suponen las nuevas tecnologías de la energía. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que el mercado global de las seis principales tecnologías de energía limpia (energía fotovoltaica, turbinas eólicas, automóviles eléctricos, baterías, electrolizadores y bombas de calor) aumente de 700.000 millones de dólares en 2023 a más de 2 billones de dólares en 2035. También vaticina que el comercio de tecnologías limpias se triplique en la próxima década, alcanzando los 575.000 millones de dólares, superando así en más del 50 % el comercio global de gas natural en la actualidad.
Certificados de ahorro
Incidir en el parque de viviendas es uno de los retos que se marca el sector. Su rehabilitación se presenta como un objetivo necesario para un parque que de aquí a 2050 apenas crecerá, ya que se estima que el 85% de los pisos y viviendas que entonces lo conformarán ya está construido, por lo que se debe actuar sobre lo ya existente. El presidente de Anese, Luis Cabrera, recuerda que de los 25 millones de viviendas que hay en España el 90 % se construyeron antes del Código Técnico de la Edificación y un 60 % se hicieron en una etapa sin normativa de ahorro energético.
Uno de los procedimientos a promover son los certificados de ahorro energético. Se trata de un documento electrónico que garantiza que, tras llevar a cabo una actuación de eficiencia energética, se ha conseguido un nuevo ahorro de energía final equivalente a 1 KWh. Este instrumento permite monetizar los ahorros energéticos, recuperando parte del coste de las inversiones en eficiencia energética (cambio de iluminación, mejora del aislamiento térmico, renovación de equipos industriales o domésticos), pues el usuario final podrá recibir una contraprestación, si vende los ahorros obtenidos para su posterior certificación mediante el Sistema de CAE.
Las solicitudes de certificados de ahorro energético (CAE) han ascendido a 657 este año y a más de 1.600 kilovatios hora (KWh), superando las expectativas.