El hígado graso no alcohólico es la enfermedad del hígado más frecuente. La Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) señala que hasta el 20% de la población la sufre.
Todo indica que el incremento de la patología se debe a la cada vez mayor prevalencia de la obesidad y diabetes tipo 2.
De hecho, según la FEAD:
- «Hsta el 90% de pacientes con hígado graso no alcohólico son obesos
- El 75% son diabéticos (con diabetes de tipo 2, que es la del adulto)
- Un 30% tienen hiperlipemia, que quiere decir aumento de las grasas en la sangre (colesterol y/o triglicéridos)”.
Estos datos ponen en alerta a los expertos en hígado, ya que los daños que produce el hígado graso en este órgano son graves.
Además de inflamación, los pacientes pueden sufrir:
- Fibrosis de hígado
- Cirrosis
- Y, lo que es peor, cáncer.
Cáncer de hígado: el tercer cáncer que más mata
El cáncer de hígado es la tercera causa principal de muerte por cáncer y el sexto tumor maligno en prevalencia a nivel mundial.
En España, cada año se diagnostican más de 6.600 casos, siendo el hepatocarcinoma el más frecuente (80-90% de los casos).
Este tipo de cáncer, entre un 60 y 90 por ciento, está asociado a cirrosis, cuya principal causa de origen no vírico es el consumo de alcohol.
El estigma que rodea la cirrosis impide en un alto grado la detección precoz de la enfermedad, si bien gracias a los programas de cribado un 50 por ciento de los pacientes son diagnosticados en las fases iniciales.
La Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) recomienda la realización de una ecografía abdominal cada seis meses en aquellos pacientes con cirrosis hepática, sea cual sea su causa.
Consideran esta prueba de imagen una herramienta clave para diagnosticar el cáncer de hígado en los estadios más iniciales de la enfermedad, que permite multiplicar por cinco las posibilidades de supervivencia de los pacientes.
Pero además de la cirrosis provocada por el consumo del alcohol y la infección crónica por virus de la hepatitis B o C, la enfermedad del hígado graso cobra cada vez más importancia como factor de riesgo del cáncer de hígado.
Tal y como nos explica el doctor Alejandro Forner, vicesecretario de la AEEH:
- “Aunque el carcinoma hepatocelular tenga un mal pronóstico, en los últimos 5 años han aparecido tratamientos que han sumado meses de supervivencia, y viendo sus resultados podemos ser optimistas de cara al futuro para que esta enfermedad se convierta en una patología crónica”.
Lo malpo es que nuestro especielista también subraya los problemas acceso en nuestro país a los tratamientos con eficacia demostrada en segunda línea para el cáncer de hígado.
1 de cada 4 españoles padece hígado graso no alcohólico
El incremento de la obesidad y la diabetes tipo 2 causada, entre otras razones, por los malos hábitos de vida, están provocando un aumento de la incidencia del hígado graso, que ya sufren uno de cada cuatro españoles.
El problema es que el no controlar y tratar esta patología las consecuencias pueden ser muy graves, ya que se estima que el riesgo de padecer de cáncer de hígado en pacientes con hígado grado es hasta 3 veces mayor.
Teniendo en cuenta que, por el momento, no existe un tratamiento para curar el hígado graso no alcohólico, más allá de los tratamientos para disminuir el colesterol o mejorar la acción de la insulina, lo mejor y más indicado es prevenir, cambiando los estilos de vida.
Así, desde la Fundación Española del Aparato Digestivo recomiendan:
- Controlar el peso, sobre todo en aquellas personas con obesidad o sobrepeso.
- Realizar ejercicio físico, mínimo 30 minutos diarios.
- Seguir una dieta sana, rica en grasas poliinsaturadas (aceite de maíz o de soja, pescados como el atún, sardina, trucha o salmón), en fibra, fruta y verdura.
- Mantener el azúcar bien controlado si se padece diabetes tipo 2.
- Reducir los niveles de colesterol.
- Reducir el consumo de alcohol al mínimo posible.