En Galicia tenemos una gran variedad de estructuras provenientes de tiempos medievales que nos abren una puerta en el tiempo a una época de luchas por territorios, caballeros y damiselas de leyenda –o igual no tan épico como los libros y películas nos venden, pero podemos fantasear–.
Algunas están en un estado muy bueno, como es el caso del Pazo do Cotón, en Negreira, o el puente medieval de Pontevea, en Teo. Sin embargo, otros no corren la misma suerte, como el Castillo de Rocha Forte, en Santiago, o la Torre de Guimarei, en A Estrada.
Este es el caso también de la Torre da Penela, en Cabana de Bergantiños, un torreón solitario y abandonado que, antaño, estaba acompañado de entre dos y tres más iguales, formando una fortificación medieval hoy desaparecida.
Una historia de linajes
La fortificación antigua, de origen medieval, protegía el condado de Penela, y fue fundada por Lope Bermúdez, quien juntó su linaje con el de los Condes de Altamira a través de su matrimonio con Urraca de Moscoso. La edificación era parte de una red de fortificaciones fronterizas que defendían la comarca de Bergantiños.
Posteriormente, pasó a manos de los Condes de Priegue, y una serie de reformas en el siglo XVIII la convirtieron en un pazo, que es como está configurada actualmente, con un hórreo y una vivienda particular anexa.
La leyenda dice que existía un cruceiro –que actualmente está cerca de la torre– en la entrada de la fortificación, por lo que todo el que pasaba por delante se liberaba de sus enemigos. Un día, una mujer se acercó al cruceiro, pero fue apresada y ejecutada justo antes, haciendo que los vecinos sintieran pena. “Pena dela”, decían, lo que originaría el nombre del lugar, Penela.
Reducida a ruinas
La torre tiene forma cuadrada y almenada, y tenía originalmente cuatro pisos, aunque solo se conservan dos. Su puerta es de arco semicircular con un escudo heráldico con armas de los Bermúdez, Castro y Riobóo. Los muros son anchos, fuertes y herméticos, casi sin vanos –las ventanas actuales parecen haber sido puestas posteriormente–.
Su fachada posterior tiene una puerta que entra directamente al tercer piso, dado el gran desnivel del terreno. En su interior aún se conserva la estructura de una escalera de caracol, y en el exterior, junto a un antiguo lavadero, otro escudo, aunque esté muy desgastado. Tiene también una fuente con forma de sarcófago y el crucero antes mencionado.
Actualmente, su estado es muy malo. Aunque el exterior está en pie, por dentro casi todos los pisos se han desplomado, la escalera de caracol está en ruinas y los escudos presentes en la zona muy desgastados, casi irreconocibles. Este estado le vale un puesto en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra desde el 8 de octubre de 2019.
Un futuro que puede ser positivo
El propietario ha cedido su uso a los vecinos de la zona, que la utilizan como palomar y alpendre. En la actualidad, el ayuntamiento está negociando la cesión de la torre para abrirla al público y restaurarla, ya que se trata de un Bien de Interés Cultural (BIC).
La torre se encuentra en A Penela, en Cabana de Bergantiños, a una hora de distancia en coche de Santiago. Aunque su interior está cerrado con llave, merece la pena ver los restos de lo que antes fue una de las grandes fortalezas de A Costa da Morte, que hoy yace entre el abandono y la maleza.