La idea de una nueva moción de censura del PP contra Sánchez ha llegado por varias vías al escenario político. El naufragio popular en Europa, que ha sido calificado de «ridículo» por el primer analista del primer periódico catalán, señala claramente la oportunidad de celebrar una solemne ceremonia de confrontación para que Feijóo intente al menos una improbable recuperación. Incluso algún periodista de cámara de FAES ha sugerido, en términos extraños, el recurso a una moción de censura, no tanto para que la gane la oposición sino para que Feijóo salga del pozo. Entre las bondades históricas que tales mociones han proporcionado, el sugeridor mediático de tal decisión menciona la desaparición definitiva del enredoso Hernández Mancha, tesis que parece ser una especie de invitación a Feijóo a que aclare su posición vacilante, que empieza a cansar a sus conmilitones, sobre todo a aquellos que esperan pacientemente a que el PP llegue al poder para obtener la recompensa que les corresponde. De cualquier modo, Feijóo se ha apresurado a pedir a los socios del gobierno Sánchez que lo abandonen… a pocos minutos de que estos refrendaran sus planes económicos.

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