El Ciutat de València siempre responderá ante las necesidades. Estará del lado de su equipo aunque no existan argumentos para ayudarlo. Es la principal virtud de un estadio que aprieta, que vive a su Levante con intensidad y que siente cada acción con una pasión indescriptible. El Levante siempre estará resguardado en su campo. En ocasiones, se verá con la necesidad de protegerse en casa. Y más, tras reanudar su dinámica competitiva lejos del rendimiento que mostró contra el Granada. Un mes ha pasado desde aquella noche en Los Cármenes y da la sensación de que los de Julián Calero no son los mismos. De que frenar de repente, y por necesidad moral tras la Dana, su gran estado de forma le ha hecho daño. 

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