«Hemos sido capaces de lograr muchos de los objetivos durante esta guerra», ha declarado a última hora de este martes el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu tras anunciar que su gabinete de seguridad ha aceptado el acuerdo de alto el fuego con Hizbulá en el sur del Líbano que pone fin a cerca de dos meses de invasión terrestre y en el que ha mediado Estados Unidos. Ahora debe someter el acuerdo a la aprobación de su Gobierno, donde el sector más ultraderechista se opone.

El primer ministro israelí, Netanyahu, ha defendido un alto el fuego en el Líbano para centrarse en la amenaza iraní; dar al ejército más tiempo para descansar y movilizar a los soldados; y «aislar a Hamás» en la Franja de Gaza, donde se mantiene la contienda. Ha advertido de que «responderá» a Hizbulá si viola una tregua de 60 días que contempla la retirada de los militantes del grupo chií libanés al norte del río Litani y su reemplazo por tropas del ejército libanés.

Netanyahu ha insistido en que Hizbulá ya no es el mismo grupo «que lanzó una guerra contra nosotros» y que la operación terrestre en el sur del Líbano, que comenzó el 1 de octubre, ha hecho al grupo «retroceder décadas». Se ha jactado que las fuerzas israelíes mataron a la mayoría de los dirigentes del grupo y «destruyeron su infraestructura».

La propuesta, presentada la semana pasada durante visita regional por el mediador estadounidense Amos Hochstein, prevé un alto el fuego de dos meses. En ese lapso de tiempo, las fuerzas israelíes se retirarían del Líbano y Hizbulá pondría fin a su presencia armada a lo largo de la frontera sur, al sur del río Litani, la demanda que durante semanas ha exigido Israel. Reemplazarían el repliegue de los militantes de Hizbulá miles de soldados del ejército libanés junto a la fuerza de mantenimiento de la paz de la ONU (Unifil, por sus siglas en inglés).

Netanyahu también se ha comprometido a devolver a sus hogares a las familias del norte de Israel, uno de los principales objetivos de la guerra. Más de 3.500 libaneses han muerto y 1,2 millones (una cuarta parte de la población del país) han sido desplazados desde el inicio del conflicto entre Hizbulá e Israel.

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