Tras dos meses de guerra abierta, el Gobierno de Binyamín Netanyahu ha aceptado este martes la propuesta de alto el fuego con la milicia chií Hizbulá en el Líbano y que está respaldada por Estados Unidos. El acuerdo se ha tomado en la reunión del Gabinete de Seguridad israelí, que reúne a los principales ministros del Ejecutivo y a la cúpula de seguridad e inteligencia israelí. Según un oficial israelí, el presidente estadounidense Joe Biden anunciará el alto el fuego este mismo martes y empezará a hacer efecto el miércoles por la mañana, por lo que se espera una noche de bombardeos brutales contra el Líbano.
El texto acordado incluye tres etapas, según reveló la víspera el medio israelí Haaretz. En primer lugar, la tregua será seguida por la retirada de las fuerzas de Hizbulá al norte del río Litani. Después, vendrá la retirada israelí del sur del Líbano, donde, desde el pasado 1 de octubre, las tropas hebreas llevan a cabo una invasión terrestre. Finalmente, tendrán lugar negociaciones entre israelíes y libaneses sobre la demarcación de las zonas fronterizas en disputa.
Organismo de monitoreo
Todo esto será monitoreado por un organismo internacional de supervisión liderado por Estados Unidos, e integrado por Reino Unido, Alemania, Francia y previsiblemente un quinto país árabe. Pese a la oposición de Tel Aviv a la presencia de París en el grupo por las tensiones entre ambos países después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, sugiriera en octubre un embargo de armas a Israel para forzarle a una tregua que también abarcara a Gaza, el enviado especial estaodunidense, Amos Hochstein, ha logrado convencer a su aliado. A cambio, el Líbano ha aceptado la participación del Reino Unido, de la que también rehuía.
Uno de los grandes escollos del alto el fuego ha sido la libertad exigida por Israel para volver a atacar el Líbano en caso de incumplirse lo acordado. Tel Aviv quiere el derecho firmado para atacar el país de los cedros si Hizbulá se rearma, si prepara un ataque contra territorio israelí o si sus milicianos vuelven al sur del país. Según el medio estadounidense Axios, Washington habría dado garantías sobre su apoyo a acciones militares israelíes en caso de actos hostiles de Hizbulá. Medios israelíes apuntan a que el Ejército podrá atacar en caso de existir una amenaza inmediata para Israel, mientras que en el resto de casos será el comité internacional el responsable de actuar en consecuencia. Por su parte, el líder de Hizbulá, Naim Qasem, aseguró que garantizar a Israel «libertad de acción» supone una violación de la soberanía libanesa, y que el grupo sólo aceptará un acuerdo que suponga un fin «completo y exhaustivo» a la guerra.
60 días
Según las filtraciones a medios hebreos, ambas partes habrían accedido a un desarme del sur del Líbano en una fase inicial de 60 días. Durante este tiempo, se cumpliría con la retirada de personal armado desde la Línea Azul que estipula la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, establecida tras la guerra de 2006. El Ejército libanés, supervisado por tropas estadounidenses y francesas, se desplegarán en el área vaciada. Las Fuerzas Armadas Libanesas cuentan con un potencial militar mucho menor que el de Hizbulá y han sido también objetivo de los ataques israelíes estos meses.
Después que hayan transcurrido estos 60 días, Israel y el Líbano llegarán a una fase de negociación de la demarcación de la frontera entre ambos países, ya que en la actualidad hay una divisoria, la Línea Azul, fijada por la ONU tras la guerra de 2006. Israel asegura que no pretende establecer una zona de amortiguación en el sur de Líbano, pero tampoco devolverá a los presos de Hizbulá tomados durante el conflicto en el país de los cedros. En estos dos meses de intensos bombardeos israelíes, más de 3.000 personas han muerto en el Líbano, y 1,2 millones han sido desplazadas a lo largo y ancho del pequeño territorio libanés.
«A partir de ahora, confirmamos que la Resistencia seguirá, continuará, seguirá adelante», ha dicho el diputado de Hizbulá, Hasán Fadlallah, a Reuters. En el Líbano, y sobre todo entre los seguidores del partido-milicia chií, se le conoce por el sobrenombre de ‘la Resistencia’ en referencia a la resistencia que ejerce contra Israel o el «enemigo sionista» en su terminología. «La prueba es que cuando termine la agresión de Israel contra el Líbano, entonces la Resistencia que estaba luchando en el campo de batalla estará trabajando para ayudar a su gente a regresar [a casa] y reconstruirse», ha añadido. Decenas de aldeas fronterizas en el sur del Líbano han quedao completamente arrasadas por los bombardeos israelíes y la invasión terrestre.