Las reglas fiscales de déficit y deuda pública vuelven a Europa en 2025, después de años en suspensión como consecuencia de la pandemia, la guerra de Ucrania y la crisis inflacionaria derivada de estos acontecimientos. Las economías se preparan ante el retorno de las exigencias de la Comisión Europea con la remisión de sus planes fiscales a medio plazo, pero no todas lo hacen de la misma manera. España ya había sido excluida de la lista negra del déficit excesivo y este martes se ha confirmado como cumplidora con la aceptación de su hoja de ruta.
El Ejecutivo Europeo ha validado el Plan Fiscal y Estructural, repleto de una serie de reformas e inversiones a cuatro años vista, que remitió el Gobierno el pasado 15 de octubre para cumplir con el nuevo marco de gobernanza económica y fiscal de la Unión Europea. El documento presentado contempla un sostenimiento del crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) y una reducción continuada del endeudamiento sobre PIB que darían cumplimiento a las normas sin frenar el avance económico, todo ello crecimiento medio del gasto primario neto del 3,4% durante el periodo de aplicación y de 3% entre 2025 y 2031.
Esta senda permitirá, si todo sigue su cauce, situar la ratio deuda pública sobre el PIB por debajo del 100% en 2027, llegando al 90% en 2031, y seguir reduciendo progresivamente el déficit público hasta el 0,8% en 2031, pasando previamente por los cumplimientos anteriores (3% en 2024, 2,5% en 2025, 2,1% en 2026 y 1,8% en 2027). “La Comisión ha vuelto a situar a España en el grupo de buenos alumnos, es decir, de los Estados miembro que cumplen con las nuevas reglas fiscales europeas”, ha celebrado Carlos Cuerpo.
El ministro de Economía, Comercio y Empresa se ha mostrado satisfecho del “respaldo” de la “hoja de ruta e inversiones y reformas que sustenta nuestro modelo de crecimiento equilibrado, sostenible y justo”. Todo ello llegará de la mano de un dominio económico en el continente, donde el país se destacará entre los mejores. “España liderará el crecimiento entre las grandes economías europeas, y lo hará de manera equilibrada, protegiendo el Estado del bienestar y las necesarias inversiones a futuro, de manera compatible con nuestro compromiso con la responsabilidad fiscal”, ha valorado el titular de la cartera Económica.
Cuatro veces mejor que la media europea
Las valoraciones de la Comisión Europea en su evaluación apuntan que España crecerá en 2024 un 3%, casi cuatro veces por encima de la zona euro (0,8%), gracias a la buena y sostenida evolución del mercado de trabajo, a un consumo dinámico y a un sector exterior resistente. Para mantener estas variables, el Plan español incluyen una serie de reformas e inversiones que componen una ambiciosa agenda de modernización en algunos ámbitos estratégicos, como son la doble transición verde y digital, seguridad energética, impulso de las competencias profesionales, mejora del clima empresarial o el impulso de la vivienda asequible.
Entre los principales abordajes destaca uno que fue aprobado en el Congreso de los Diputados a finales de la semana pasada, la reforma fiscal, con la que el Ejecutivo busca “aumentar los ingresos públicos y modernizar el sistema tributario”. El resto de las medidas del Plan se han agrupado en cinco grandes ejes: transición ecológica (PNIEC), transformación digital (Plan Nacional de Competencias Digitales y Estrategia de (IA), capital humano (reforma laboral, subsidios, extranjería), capital físico y productividad (más vivienda y menos burocracia) y medidas de ámbito presupuestario.
“Con todo ello, se eleva el potencial de crecimiento de España y se refuerza la sostenibilidad de sus finanzas públicas”, trasladan desde la cartera de Economía, Comercio y Empresa. “Podremos proteger el estado de bienestar a futuro y nuestras necesarias inversiones en materias estratégicas, y al mismo tiempo seguiremos reduciendo ese peso de la deuda y del déficit público sobre nuestro PIB”, ha añadido Cuerpo.
Los planes deben cumplir dos objetivos: garantizar que, al final del período de ajuste, la deuda de las Administraciones Públicas siga una trayectoria plausiblemente descendente, o se mantenga en niveles prudentes, y que el déficit público se sitúe y se mantenga por debajo del valor de referencia del 3% del PIB a medio plazo; y, en segundo lugar, garantizar la realización de reformas e inversiones que respondan a los principales retos identificados. Así, su validación representa el primer hito para construir el “núcleo del nuevo marco de gobernanza económica”.