El 1 de octubre de 2017, día del tumultuoso referéndum por la independencia de Cataluña suspendido por el Tribunal Constitucional, el entonces presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, en contra de la postura que previamente había acordado con sus directivos, decidió que el partido de Liga contra Las Palmas debía jugarse a puerta cerrada en el Camp Nou. Bartomeu había acudido al vestuario para conocer la postura de sus futbolistas. Sólo dos, Sergi Roberto y Gerard Piqué, le reclamaron no jugar. El mandatario no les hizo caso y, tras múltiples presiones, decidió apostar por una vía intermedia que nadie entendió.

Fuente