Borja Ilián

Desde su primer quehacer capotero, la postura del cuerpo de Borja Jiménez expresaba la seriedad con la que el sevillano enfrentaba su confirmación en México. Los prontos oles a unas chicuelinas mostraron la predisposición de los aficionados que poblaban los tendidos.

Empezó la tarde con un toro de respuesta nerviosa pero constante. Las primeras tandas de derechazos fueron sobre todo de mucha calma, dejando casi que la embestida fluyese sin molestia. Le penó a Borja tanta confianza sin personarse y el toro prendió al español.

Jiménez respondió con unos naturales mandones, surgidos de la pureza, muy cruzados al citar, los cuales repusieron el temple, por lo que el diestro dictaminó el tramo final de la faena con un combinado de naturales ayudados, derechazos y adornos. Erró con los aceros. Arrastre lento al bovino con protestas de los presentes.

Más cerca de la oreja estuvo el español con un quinto manso que salía suelto al que solo Jiménez supo entender. Lo hizo dando ritmo al astado con un péndulo compuesto de muletazos por bajo. Unos derechazos de mano caída obligaron al San Constantino que terminó de someterse en una serie de naturales extraordinarios.

Remató la faena con la diestra. El animal volvió a mostrar su falta de casta, por lo que el diestro tomó su espada, la media estocada recibiendo no fue suficiente para pasaportar a la res. A pesar de los varios descabellos, el español dio una vuelta al ruedo como premio a su labor.

EFE

Sergio Flores con la oreja cortada este domingo en La México

Oreja protestada en el tercero para Sergio Flores por una faena a la carrera, si bien de buen sitio al citar, muy despegada de distancias. Recibió un aviso pero a pesar de ello la media estocada le garantizó el apéndice.

Un toro a media gas y una faena poniendo la muleta por aquí y por allá, sin estructura, resumen el primer toro de Sergio Aguilar que se despidió de éste con pinchazo y estocada.

Con un toro de pobre presencia, protestado, Miguel Aguilar poco pudo hacer y menos hizo.

Al cierre de plaza, muy protestado por su ausencia de trapío, Miguel Aguilar le metió muchos muletazos sin decir gran cosa, un tanto asomado pero sin ajustarse. Tuvo Aguilar al público en su contra, molesta por la pobre estampa del postrero.

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