Emilia ha puesto hasta siete denuncias ya que, desde hace ocho meses recibe treinta llamadas de hombres pidiéndole favores sexuales. Alguien se está haciendo pasar por ella en páginas de anuncios para adultos.

El acoso que sufre está afectando a su negocio, una pastelería que tiene desde hace 17 años. «Todos los días tengo visitas en mi pastelería», nos cuenta.

La web de su pastelería se ha llenado en los últimos ocho meses de reseñas falsas criticándola y las llamadas no cesan. «Es como si estuviera vigilada constantemente», señala Emilia.

Emilia advierte que no hay nadie concreto de quien pueda sospechar, pero tiene mucho miedo de salir a la calle y que puedan hacerle algo. Además, confiesa que, por mucho que pone denuncias, nadie hace nada.

«Es muy duro levantar un negocio pequeño y verte acribillada de esta manera«, afirma, abatida. ¿Conseguirá volver a la normalidad y hacer justicia?

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