Uno de los mayores sentimientos de pertenencia que puede experimentar una persona está ligado a sus orígenes y, en concreto, a un pueblo si es que tiene uno.
En núcleos de población más reducidos que las ciudades o los barrios crean las relaciones estrechas y la cotidianidad generan un profundo apego hacia el lugar.
En el caso de la Región de Murcia este cariño se ve reforzado por la peculiaridad de algunos de los nombres que ostentan varios de sus pueblos lo que les añade un toque de exotismo y singularidad a este vínculo.
En general, Murcia es famosa por su colección de nombres curiosos para localidades, como el caso de Los Infiernos, Puente Tocinos o Alcantarilla. Sin embargo, hay otro pueblo que solo por su denominación, podría ser considerado el más ‘peligroso’ no solo de Murcia, sino de toda España: La Matanza.
La Matanza se encuentra en el municipio de Fortuna, a unos 25 kilómetros de Murcia capital y aunque el nombre podría evocar imágenes de violencia su origen está lejos de cualquier escenario truculento.
El término «La Matanza» tiene sus raíces en la Edad Media y se refiere a cuando se utilizaba para designar amplias áreas de pasto y dehesas dedicadas principalmente a la ganadería. Fue mencionado por primera vez en el siglo XIV, en un relato sobre las tropas del rey Pedro IV de Aragón.
El nombre probablemente provenga de las labores relacionadas con la caza y el sacrificio de ganado, actividades esenciales en la economía rural de la época, según recoge el portal Regmurcia.
Lejos de ser un lugar peligroso, La Matanza es una tranquila aldea donde las modernas construcciones conviven con campos de cultivo.