Dos pavos más se han salvado de acabar en la cazuela gracias al presidente de los Estados Unidos. Peach y Blossom, ambos de Minnesota, son los afortunados que este año han formado parte de la -no tan antigua- tradición de la Casa Blanca. Al evento han asistido más de 2.000 personas, que han fotografiado a los pavos y un emocionado Joe Biden, consciente de que le quedan dos meses en el cargo y por tanto es la última vez que cumplirá con el ritual.
«Hoy Peach y Blossom se unirán al resto de aves libres de los Estados Unidos de América», ha bromeado el presidente de EEUU en los jardines de su residencia, con los pavos a unos metros de distancia. «Por vuestro temperamento y compromiso de ser miembros productivos de nuestra sociedad, os concedo mi perdón, Peach y Blosson», ha dicho a los pavos, que han recibido sus nombres en honor a la flor del melocotón, que es la flor estatal del estado de Delaware y simboliza resiliencia.
En un tono más serio, Biden ha lanzado un mensaje de despedida. «Este evento marca el principio de la temporada de vacaciones aquí en Washington. También es la última vez que hablo aquí como vuestro presidente y que doy gracias. Así que dejadme que os diga que ha sido el honor de mi vida. Estaré agradecido para siempre».
Los pavos, en un hotel de lujo y escuchando música
Los pavos han estado hospedándose en una lujuriosa suite en el Willard Intercontinental Hotel, uno de los hoteles más caros de la ciudad por estar situado junto a la Casa Blanca. Los ha elegido John Zimmerman, que este año lidera la Federación Nacional del Pavo, y quien a su vez cría más de 100.000 de estas aves cada año. «Queríamos que se acostumbrasen a las luces, a los ruidos y a todo lo que se pudieran encontrar en DC, así que los exponemos a diferentes ruidos y lunes. Y todo tipo de música, de rock duro a polka y a Prince».
Una vez superada la prueba de estrés, los pavos podrán vivir tranquilos el resto de sus vidas, lejos de cualquier mesa de Acción de Gracias donde los estadounidenses cada año degustan a millones de ellos. Descansarán en un centro de Waseca, en su Minnesota natal, de la misma manera que lo harán Liberty y Bell, los dos pavos a los que Biden perdonó el año pasado, y tantos que han indultado tantos otros presidentes estadounidenses.