Nacida en Barakaldo, pero compostelana de adopción, María Jesús Lamas aprovecha el poco tiempo libre que le deja su apretada agenda para volver a Santiago, ciudad que sigue considerando su hogar pese a trabajar en Madrid. Por ello recibe «con muchísima ilusión» el premio que le otorga EL CORREO GALLEGO por la gestión «ejemplar» del organismo que vela por la seguridad de fármacos y productos sanitarios.
Hasta su nombramiento como responsable de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), trabajaba en el Clínico de Santiago y mantenía un contacto directo con muchos pacientes y familias. ¿Es algo que se echa de menos?
Es verdad que cuando tienes una trayectoria un poco larga, miras hacia atrás y parece que todo tiene sentido. Cada paso que doy está fundamentado en los que he dado anteriormente y me prepara para los siguientes. Y haber tenido ese trato directo con las familias y con los pacientes, sobre todo en el ámbito de la oncología y de las enfermedades raras, estando tan cerca de problemas que causan tanto sufrimiento, hace que nunca pierdas el sentido de lo que haces. Da igual si estás en un hospital, en una institución, en una oficina, sabes que el sentido final de lo que estás haciendo es aliviar o curar el sufrimiento de los demás. Eso lo he traído también a la Agencia. Es imprescindible que las instituciones estén abiertas a la ciudadanía.
En el caso de la Aemps, ¿cómo se puede conseguir eso?
Hemos modificado nuestros estatutos para que los pacientes formen parte de los comités de decisión. Que haya un encuentro de la sociedad civil, los profesionales y los pacientes para que sepan lo que se está haciendo y que podamos contar con sus aportaciones.
Sobre todo a raíz de la pandemia se ha hablado mucho de la Aemps, pero seguramente parte de la población no sabe exactamente a qué se dedica. ¿Cómo lo resumiría?
La frase más corta sería que su misión es dar garantías. Garantías de la eficacia, de la seguridad, de la calidad de los productos que regulamos, tanto medicamentos como productos sanitarios. Es una gama tan amplia que va desde unas gafas o unos cosméticos a una resonancia magnética nuclear. Así que cuando una persona se levanta por la mañana y se quita la férula de los dientes, se los cepilla, se pone el colirio, se pone las gafas o se toma el antihipertensivo, en esa primera hora ya ha interaccionado con un montón de cosas detrás de las cuales hay un grupo de profesionales de carácter científico-técnico que se aseguran de que todo lo que nos ponemos es eficaz y seguro.
«Los hábitos de vida saludables evitan tener que tomar medicamentos»
Un proceso que, me imagino, es cada vez más exhaustivo…
Nosotros utilizamos el término ciclo de vida. Estamos presentes en todo el ciclo de vida del medicamento. ¿Qué significa esto? Pues que autorizamos la investigación, que inspeccionamos las plantas que fabrican los medicamentos, que cuando el fármaco se ha desarrollado y un laboratorio quiere comercializarlo evaluamos toda esa documentación para saber si el balance de beneficio-riesgo es favorable y, en caso afirmativo, lo autorizamos. Y a partir de ahí, trabajamos en la fármaco-vigilancia.
¿Y cuál es su mayor preocupación como directora de la Aemps?
Por un lado, la gestión de la Agencia, que es una institución con 600 funcionarios. El esfuerzo que hay que hacer para mantener una organización de carácter científico-técnico con el nivel de cualificación y de especialización necesarios es enorme. Y es un reto, porque no tenemos las facilidades o la flexibilidad para contratar personal con perfiles distintos y con salarios más atractivos que puedan competir con la universidad o con la empresa privada. Estamos trabajando para mejorar nuestro sistema de gestión con los ministerios de Función Pública y de Sanidad para poder tener una organización moderna que sea capaz de atraer y mantener el talento necesario.
Otra de las prioridades, entiendo, tendrá que ver con el desabastecimiento de fármacos, que no deja de ser noticia…
Efectivamente. Los problemas de suministro se han convertido en algo normal. La mayoría de ellos no suponen una amenaza, son más una molestia o un inconveniente para los profesionales que tienen que dedicar parte de su tiempo a gestionar estos problemas o para los pacientes, por los cambios en el aspecto de sus medicamentos. En la mayor parte de los casos hay una alternativa con la misma composición, pero hay un número pequeño de casos en los que no encuentras una alternativa y eso es verdaderamente preocupante.
Es, en todo caso, algo que está ocurriendo a nivel global…
Así es. Estamos trabajando a nivel español, pero también a nivel europeo identificando las vulnerabilidades de las cadenas de suministro para poner medidas definitivas a largo plazo que resuelvan esto. También trabajamos en la autonomía estratégica de la Unión Europea para evitar las dependencias de países asiáticos y diversificar nuestros proveedores.
¿Y hasta qué punto es preocupante la resistencia a los antibióticos que se está detectando?
Este va a ser un problema de salud pública. Ya hay múltiples estudios que analizan lo que puede ocurrir en 2030 y 2050 en cuanto a la pérdida de efectividad de antibióticos. No es solo que no puedas tratar una infección, ya de por sí bastante grave, sino también que mucha de la medicina que se hace ahora y que salva vidas solo es posible cuando puedes mantener al paciente a salvo de las infecciones. Sin antibióticos efectivos todo esto falla. Por un lado, se desarrollan pocos antibióticos y, por otro, cuando se utilizan de forma inadecuada, aparece la resistencia.
Pinta mal…
Pinta mal. Y hay otra cosa que no podemos olvidar: la posibilidad de que aparezca otra pandemia originada por un virus, lo que nos obliga a estar permanentemente en alerta y conectados con las autoridades que se dedican a la vigilancia epidemiológica.
«Tras cada comprimido, por barato que parezca, hay un producto de altísimo valor»
¿Son caros los medicamentos en España?
La Agencia no tiene competencias en materia de precios. En general, los medicamentos genéricos son baratos y su precio está en línea con el de otros países europeos y americanos. Y en cuanto a los nuevos, son caros y algunos son extraordinariamente caros, sobre todo cuando están destinados a nichos de población muy pequeños. Lo que se paga en España está más o menos alineado con nuestro PIB.
¿Cree que la población está concienciada sobre el buen uso de los medicamentos? ¿Compramos y consumimos de más?
Absolutamente. Hace falta que la población entienda que somos los principales responsables de nuestra salud, que medicalizar nuestra vida no debería ser la primera opción, esa debe ser la segunda, si no la tercera. Y que los hábitos saludables evitan tener que tomar medicamentos. Detrás de ca cada comprimido, por barato que parezca, hay un producto de altísimo valor que tiene detrás muchísimos años de investigación. Debemos retirar de la farmacia únicamente los medicamentos que necesitemos y todo medicamento que sobre debe volver al Punto Sigre para tratarlo de manera que no contamine. Tener antibióticos en casa es el primer paso para automedicarse y esa es una de las principales causas de que aparezcan resistencias y los antibióticos dejen de ser efectivos.