Ánxel Lema vive en Sada (A Coruña), y su vida cambió radicalmente hace 17 años. Se dirigía en moto a la ciudad herculina a trabajar cuando invadió su carril un coche cuyo conductor se vio cegado por la luz del sol. No se acuerda de nada, porque estuvo un mes en coma, pero hay algo que hace que no se le olvide nunca aquel día: la pierna ortopédica que debe usar porque el impacto le seccionó la suya. “Estuve muy grave”, recalca. 

Desde entonces, ha ido rehaciendo su vida. Fisioterapia, tratamientos y salir de casa, aunque el cuerpo pida un descanso Él tenía clara una cosa: aunque no pudo volver a trabajar, no iba a a quedar parado.



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