La rambla del Poyo tenía hasta ocho medidores además del sensor arrasado el día 29 de octubre. El plan especial frente a las inundaciones de la Comunitat Valenciana fija dos tipos de puntos de control para el seguimiento de ríos, barrancos y zonas inundables: los automáticos y los visuales. Los primeros son los gestionados por la Confederación Hidrográfica del Júcar a través del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). El único dispositivo así estaba instalado en Riba-roja de Túria y dejó de emitir señal a las 18:55 de la tarde, engullido por una lengua de agua, barro y cañas.
Los segundos son unas escalas con franjas rojas y blancas que marcan la altura que alcanza el agua. La planificación autonómica antirriadas especifica que algunas herramientas proporcionan únicamente información sobre el nivel de los cauces, otras sobre las precipitaciones y también existen las mixtas, que ofrecen en la misma ubicación ambos datos.
El barranco del Poyo contaba con estas escalas desde la cabecera hasta la desembocadura. A saber, en Siete aguas, Buñol, Chiva, Cheste, Riba-roja de Túria, Quart de Poblet, Torrent, Paiporta, Picanya, Catarroja, Massanassa, Albal, Benetússer, Alfafar y por último València. En la documentación consultada figuran al menos seis fichas, acompañadas por una imagen, un mapa y una descripción detallada de donde se encuentra.
La primera de estas escalas es la de Chiva, situada en un extremo de la margen izquierda de la pasarela. Marca hasta cinco metros. Con una alerta hidrológica establecida por el 112 desde las 12:20 de la mañana tras el aviso de la CHJ, el seguimiento de los niveles por parte de distintos organismos como Bomberos de la Generalitat, agentes ambientales, Guardia Civil o Brigadas de la diputación entre otros, debería desencadenar toda una serie de intervenciones por parte de los municipios ribereños, así como de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias. Conlleva además de la «observancia, la adopción de medidas preventivas para evitar accesos a zonas peligrosas».
¿Qué ocurrió con esa información que debería haberse recabado sobre el terreno? Lo único claro es lo que estipulan los planes: «La función principal del CCE Generalitat es la de coordinar toda la información generada por la fase de seguimiento de la preemergencia».
La normas de actuación fijan además que los umbrales recogidos se transmitirán a los ayuntamientos aguas abajo, especialmente cuando se alcance un nivel crítico. «Todo dato significativo se comunicará al CEE Provincial llamando al teléfono 112», se remarca en un formulario básico donde han de registrarse las horas de medición, la altura del agua, observaciones o consecuencias. La siguiente escala figuraba en Cheste, en el puente de la CV-378 a la Universidad Laboral. Le seguía otra en Riba-roja de Túria, en el puente de la A3, con el punto de lectura «desde camino margen derecho».
Los cambios, al 112
Las indicaciones son idénticas en todas: «Cualquier cambio se comunicará a Emergencias». En Paiporta, además, se da la circunstancia de que el medidor manual se halla en el pilón izquierdo de la pasarela junto a la casa consistorial. «Punto de observación: Ventana Ayto«, figura en la descripción del punto donde se situaba. En Picanya también se encuentra junto al ayuntamiento. La inspección ocular puede realizarse desde el parque, se remarca.
En el plan de inundaciones figuran unas 76 fichas de las áreas potencialmente más peligrosas del territorio valenciano, como por ejemplo los barrancos de Picassent, Pozalet o la Saleta. De forma concreta explicita que se ha de llevar a cabo una «valoración de los registros de la red SAIH, con especial atención a las alertas generadas por la superación de los umbrales de precipitación, recopilación y valoración de los registros proporcionados por las redes complementarias de seguimiento pluviométrico». Además de «efectuar rondas informativas periódicas de los organismos, servicios operativos y empresas de gestión de servicios básicos con objeto de recabar la información necesaria que permita establecer cuál es la situación real en el ámbito territorial».