Cuando estudiaba primaria, Jessica McCabe (Los Ángeles, 1982) se distraía mucho en clase y no tenía amigos más allá de los libros. Pero daba igual porque todo el mundo le decía que “era inteligente y tenía mucho potencial”. Llegó secundaria y ser lista no fue suficiente. Incapaz de hacerse responsable de sus tareas, sus notas empeoraron. Sus padres la llevaron al médico, que le diagnosticó TDAH y le recetó medicación. Las pastillas funcionaron. Las calificaciones volvieron a ser brillantes y con 15 años publicó su primer poema. Dos años más tarde decidió que quería ser escritora. Sin embargo, no pudo entrar en la universidad. Era incapaz de llevar su agenda, no se inscribió a tiempo a los cursos. De nuevo, apareció en su vida el fantasma del fracaso. Tuvo 15 trabajos. Se casó, pero se divorció al año. Llegó un momento en el McCabe paró su vida y decidió informarse sobre el TDAH. Lo leyó absolutamente todo y en 2015 lanzó un (exitoso) canal de YouTube donde ayuda a comprender el cerebro de las personas con un trastorno que afecta, aproximadamente, a un porcentaje de la población que varía entre el 5% y el 8%.

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