En los últimos meses Alberto Núñez Feijóo ha tenido que responder muchas preguntas sobre si estaba dispuesto a presentar una moción de censura. Vox lo ha exigido en más de una ocasión y el PP es consciente de que ante los distintos escándalos que han salpicado al Gobierno sus bases e incluso dentro del propio partido pedían “respuestas más duras”. Por eso, el líder conservador se anticipó ayer en unos términos que no había hecho antes. Asumió -como es sabido- que no tiene números suficientes, como tampoco los tuvo para su investidura. Pero se quitó la presión de su rival por la derecha y trató de enviar un mensaje claro a los suyos: que está preparado y que si algún socio considera, como él, que la situación de Pedro Sánchez es insostenible, está “a disposición”.
En Génova añaden: “Tenemos que dejar claro que que hay alternativa y que estamos listos. Para nosotros esto es insoportable. ¿Para ningún socio más lo es?”, se preguntan. La presión iba dirigida a PNV y Junts, asumiendo que ningún otro grupo parlamentario de la izquierda estaría dispuesto a descabalgar a PSOE y Sumar. Los nacionalistas vascos fueron la clave de la moción de censura que prosperó contra Mariano Rajoy y el motivo fue exclusivamente la corrupción. Por eso el PP insiste tanto en esa idea. La resumió el diputado conservador Sergio Sayas desde la tribuna en un momento muy tenso del pleno de este jueves: “¿La corrupción no importa cuando es de izquierdas?”.
El PNV siempre ha rechazado cualquier debate al respecto, pero hay dirigentes en el PP que están convencidos de que “la incomodidad tiene que ir a más en las filas nacionalistas”. A los escándalos del inicio de la trama Koldo -cuando solo hablaba de la compraventa de mascarillas y comisiones- y la posterior imputación de José Luis Ábalos, se sumó lo relativo a la familia de Sánchez -con su esposa imputada por corrupción en los negocios privados y apropiación indebida, y su hermano investigado en otra causa en Badajoz-, las derivadas sobre el caso Delcy y, ahora, las revelaciones que hizo este jueves Víctor de Aldama, que superaron las expectativas del propio PP.
Anticorrupción ya ha pedido su puesta en libertad -está en la cárcel por el fraude de los hidrocarburos- por demostrar que quiere colaborar con la justicia. Aldama le dijo ayer al juez que fue el presidente del Gobierno quien quería conocerle y por eso fue al mitin del PSOE de Madrid de 2019 en el que se hicieron una fotografía juntos. También aseguró que mantuvo reuniones con Begoña Gómez, con otros ministros como Teresa Ribera, e implicó a Santos Cerdán -hombre fuerte del partido- y al jefe de gabinete de María Jesús Montero en pagos en negro. Aseguró asimismo que el ministro Ángel Víctor Torres le pidió 50.000 euros por la compra de unas mascarillas.
Todas estas afirmaciones y el hecho de que el juez del caso haya enviado una copia de su declaración al Tribunal Supremo hacen pensar al PP -así lo transmiten con rotundidad- que habrá otros ministros implicados en el proceso judicial, apuntando a su declaración e incluso a una futura imputación. “Si esto es así, estamos hablando de un gobierno entero implicado en una trama de corrupción”, afirman en la dirección nacional de Feijóo.
A diferencia de otras veces y a pesar de que en Génova repiten que “hay más motivos que nunca para querer echar a Sánchez”, los mensajes a la interna son de paciencia y calma. El PP ha entendido que deben saber gestionar la ansiedad de las bases y de sus propias filas, además del resto de presiones. “Los números son los que son”, repiten. Y justamente por eso Feijóo compareció en primera persona desde el Congreso para dejar clara su posición y lanzarse a presionar al resto de socios. “No tiene sentido que sigan sosteniendo todo por frenar a la ultraderecha. Esto no se puede seguir sosteniendo sin más”.
El Congreso terminó aprobando el paquete fiscal del Ejecutivo al mismo tiempo que Aldama tiraba de la manta en el juzgado. El presidente sacó pecho de la votación después del pleno, llamó “personaje” al cabecilla de la trama e incluso calificó de “inventada” la declaración. En el PP creen que las explicaciones de Sánchez son “del todo insuficientes” y dan por hecho que “vendrán más cosas”.
A la espera de saber si Feijóo se lanza a contactar directamente a los grupos para dar un paso más y, como mínimo, retratarles en este proceso, los populares trataron de mover una primera ficha para calmar las presiones internas. “Sánchez se lleva desmoronando mucho tiempo. Es cuestión de tiempo”, repiten.