La consellera de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana, Salomé Pradas, ha sido destituida por Carlos Mazón tras la gestión de la DANA. Juan Carlos Valderrama Zuirán asumirá la Conselleria de Emergencias e Interior, y Nuria Martínez Sanchís se encargará de relevarla al frente de Justicia.
Con estas designaciones, que se suman a las incorporaciones ya anunciadas de Marián Cano, como consellera de Innovación, Industria, Comercio y Turismo, –en sustitución de Nuria Montes– y de Francisco José Gan Pampols, como vicepresidente para la Recuperación Económica y Social, el Consell da por finalizada la remodelación del Gobierno valenciano tras la dana que asoló la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre, según ha indicado la Generalitat este miércoles por la noche a través de un comunicado.
El nuevo conseller de Emergencias e Interior se desempeña como doctor en Medicina y Cirugía y es catedrático de la Universitat de Valencia en el departamento de Historia de la Ciencia y Documentación y director del grupo de Información e Investigación Social y Sanitaria (Grupo UISY). Entre 2014 y 2017 fue subdelegado del Gobierno en Valencia, desarrollando sus funciones con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Policía Local, Seguridad Privada, Unidad del Cuerpo de Policía Nacional adscrita a la Comunidad Valenciana y Protección Civil. En ese mismo periodo, impulsó las Juntas Locales de Seguridad en la provincia de Valencia, el Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los centros educativos y su entorno.
El sistema de alertas y el desconocimiento de Pradas
Las declaraciones que expusieron a Pradas y que más daño hicieron a su imagen fueron las relacionadas con el sistema de alertas. En primer lugar, aseguró que no lo conocía, luego que sí; después que no estaba en los planes autonómicos de la Comunidad Valenciana a pesar de que la Generalitat lo había presentado públicamente en octubre de 2022 y lo activó al año siguiente.
Sobre los avisos, siguió contradiciéndose. En primer lugar, defendió a capa y espada que no supo de la gravedad real de lo que estaba pasando hasta las 20:00 horas de la tarde del día en que se produjo la riada, después de una llamada del Secretario de Estado de Transición Ecológica desde Colombia. Sin embargo, los audios de la reunión del CECOPI de ese día apuntan en una dirección completamente opuesta: «Está pasando en muchos municipios, efectivamente«, decía ella misma.
En consecuencia, no supo del mecanismo a las ocho porque, en una conversación a las 19:15 del mismo 29 de octubre, se escucha a un técnico que apunta a que los teléfonos recibirán el mensaje «cuando vuelva la luz, cuando vuelva la cobertura».
En aquella reunión, las autoridades ya eran conscientes del nivel de gravedad de la situación, aunque el aviso debería haberse dado antes. La AEMET advirtió de forma anticipada de lo que se conocía como «gota fría» el jueves 24 de octubre, cinco días antes del desastre, y en todos los siguientes hasta el día de la DANA.
De hecho, el día 27 se extiende al «Aviso Especial de Fenómenos Adversos«, que se quedó durante los días siguientes, indicando una alta probabilidad de lluvias torrenciales, superior al 70%. Ya el martes 29 de octubre, el día D de la tragedia, desde las 07:30 se constató un incremento en la peligrosidad del fenómeno y sus áreas de impacto, algo que fue comunicado por AEMET con actualizaciones permanente desde esa hora hasta las 17:49. Todo ello, mientras Mazón mantenía varias reuniones y llegaba a decir que a partir de las 18:00 el temporal iba a amainar.
Con todo este maremagnum de contradicciones, destacar que Salomé Pradas es a quien le corresponde el «mando único«, aunque atendiendo a un artículo incorporado en 2020 a la ley, ante una situación catrastrófica dicho mando lo puede asumir el mismo Mazón; algo que habría sucedido la tarde de la catástrofe.