No termina de levantar cabeza el sector juguetero. Después de varios años que han venido marcados por la pandemia, el colapso de las cadenas de suministro, el incremento de los costes y el sobreaprovisionamiento de las tiendas, 2024 también se está presentando complicado, hasta el punto de que el sector afronta la campaña navideña en plena caída de las ventas. Las exportaciones, sin ir más lejos, acumulan en la provincia de Alicante un descenso del 14 %, mientras que la actividad comercial en el mercado nacional también se encuentra un 4 % por debajo de la que hubo el ejercicio pasado. Un panorama más que preocupante que, sin embargo, el sector confía en que pueda cambiar en esta recta final a través de un refuerzo de la estacionalidad que permita recuperar el terreno perdido. Y todo, además, en un contexto en el que la demanda va por barrios, con las muñecas perdiendo fuelle frente a los juegos de mesa.
Pintan bastos para el juguete. Al menos así lo determinan los datos disponibles en cuanto a comercio tanto exterior como interior. En el primer caso, es decir, en el de las exportaciones, la provincia de Alicante vendió durante los primeros nueve meses del año 99,6 millones de euros, lo que supone un retroceso de cerca del 14 % con relación al mismo periodo del año anterior, según las estadísticas que ofrece el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa. Un retroceso este mayor que el registrado a nivel de las exportaciones nacionales, que se sitúa alrededor del 10%.
En lo que respecta al comportamiento que están teniendo las ventas en el mercado interior, el descenso hasta el momento está siendo del 4 %, según la información ofrecida a través del servicio de seguimiento minorista de Circana.
El panorama, por tanto, no es demasiado alentador, según reconoce el director general de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), José Antonio Pastor. «Los datos, hasta ahora, no están siendo buenos, pero ni aquí ni en el resto del mundo, porque está habiendo un cambio de patrón que obedece a diversos factores», enfatiza.
De entrada, el juguete está afectado por problemas que son extensibles a los que sufren el resto de sectores, como es la inestabilidad imperante en los mercados a causa de los conflictos bélicos de Ucrania y Oriente Próximo, así como una menor renta disponible por parte de las familias como consecuencia de la inflación.
A estos inconvenientes, añade Pastor, se le suman otras trabas que sí son propias de los jugueteros, empezando por la imparable bajada de la natalidad, y siguiendo por la competencia de los videojuegos y las aplicaciones de pantallas en general. «Cada vez hay menos niños -destaca el director de la AEFJ-, y eso es muy complicado de combatir».
A todo ello hay que sumar el comercio online, especialmente el de determinadas plataformas asiáticas que compiten, entre otras cuestiones, gracias a que los productos de menos de 150 euros están exentos del pago de impuestos en las aduanas.
¿Y qué opinan las empresas? Luis Berbegal, consejero delegado de Industrial Juguetera (Injusa), con sede en Ibi, reconoce que el sector «está muy tocado. Hay muchos factores externos, como la incertidumbre existente a nivel internacional, que nos están afectando de pleno, lo que repercute directamente en las exportaciones».
También hace referencia a la menor capacidad económica de las familias para comprar. «Eso -señala- es una norma general, pero en nuestro caso estamos hablando de los padres de niños en edad de jugar, que normalmente son jóvenes y, por tanto, lo habitual es que estén endeudados con los bancos. Así que la repercusión es mayor».
Injusa espera remontar en ventas después de dos años que, según reconoce Berbegal, «fueron bastante malos por la desaparición de dos clientes nuestros importantes. Pero, en cualquier caso, la situación es delicada y habrá que esperar a ver cómo evoluciona la campaña, donde, paradójicamente, los precios se abaratan, al contrario de lo que sucede con las gambas».
Concentración
De hecho, la industria tiene depositadas todas sus esperanzas en este último mes y medio, periodo en el que se concentran más de la mitad de las ventas de juguetes de todo el año. De hecho, esa estacionalidad que siempre ha sido un problema para el sector, se espera que este año se intensifique y permita recuperar el terreno perdido. José Antonio Pastor insiste en que las cifras hasta el momento no son positivas, pero subraya que «la intención de las empresas es la de crecer. Vamos a reunirnos para analizar la situación y ver al final hasta dónde se puede llegar».
Las apreciaciones que manejan las empresas también son compartidas desde Circana, donde remarcan que este año el inicio de la campaña se ha retrasado un poco. Eso es lo que lleva a pensar que sea un ejercicio muy estacional, más de lo que viene siendo habitual, y que la tendencia actual de retroceso en las ventas pueda cambiar en las próximas semanas.
Demanda
Dentro del descenso generalizado que están registrando las ventas de juguetes en los mercados tanto nacional como internacional, hay algunas categorías de productos que lo están pasando peor que otras. Así se refleja en las exportaciones, donde las muñecas y muñecos están registrando una caída que, según los últimos datos disponibles, se sitúa alrededor del 8 %, algo que, sin duda, no es una buena noticia para el sector provincial, teniendo en cuenta que las empresas dedicadas a este tipo de artículos tienen un peso más que notable. También presentan una línea descendente las armas de juguete, que se dejan un 22 % con relación al ejercicio anterior. En el lado contrario, es decir, en el de las categorías que mejoran sus números, destacan sobre todo los denominados juegos de sociedad, en los que se engloban los juegos de mesa, con unas ventas al exterior que suben sobre un 24 %.
Las importaciones también pasan por un mal momento, lo que demuestra que la tendencia a la baja es generan en el conjunto de mercados internacionales. Las más afectadas son las muñecas, con una caída del 25 %, así como los peluches, que se dejan un 18 %. Mejoran los juegos de naipes, en un 40 %.
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