El descontento, por no decir cabreo, de no pocos vigueses con el «parque temático» en que convierte la ciudad su alcalde, Abel Caballero, durante dos meses cada año para celebrar la Navidad, es directamente proporcional al éxito de una celebración que cada año atrae a miles y miles de visitantes.

Una pescadilla que se muerde la cola: cuantos más visitantes, más bullicio, y cuanto más bullicio, mayor el malestar de quienes se sienten perjudicados por una celebración que, aseguran, no respeta su derechos al descanso, a la movilidad y a la seguridad.

Vigo

Las quejas ciudadanas no han surtido efecto hasta hoy. Es más, asociaciones y colectivos vecinales descontentos no han conseguido siquiera reunirse con el regidor, que acostumbra a decir que aquellos que se quejan «odian» Vigo o son «anti Vigo». 

Ante ese ninguneo por parte del Gobierno local, cinco asociaciones y colectivos vecinales han anunciado este jueves que desde hoy comienzan una campaña para colgar en ventanas y balcones sábanas blancas y pancartas reivindicando su derecho al descanso, su derecho a la movilidad y su derecho a la seguridad, los cuales consideran que se vulneran cada año. 

Los coches también sirven para poner carteles

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Los coches también sirven para poner carteles

«Se trata de colocar esa sábana a modo de protesta para que tengan en cuenta en el Ayuntamiento que hay que hablar con los vecinos, que nos están negando solicitud tras solicitud el momento de esa reunión en la que poder transmitirles en persona qué está significando todo esto en el día a día que vive y trabaja en el centro de la ciudad», ha dicho Alba Novoa, portavoz de la Asociación del Vecinos de la Zona Centro de Vigo.

Alba es una de las caras más visibles de una reivindicación que dura ya tres años y que ha ido entrando una y otra vez en los juzgados con resultados, en más de una ocasión, esperanzadores para los vecinos. El Ayuntamiento ha sido obligado a moderar el ruido, pero los vecinos temen que eso no va a ocurrir. De hecho, ya no ha ocurrido con el montaje de todo el aparataje navideñoo del centro, el cual comenzará a brillar y a rodar este mismo sábado y así se mantendrá durante unos dos meses. 

Sandra, un ejemplo entre muchos

Sandra tiene un negocio en el casco antiguo de la ciudad, en la zona cero de las celebraciones, y confiesa que durante las fiestas en su peluquería no entra casi nadie. Sus clientes habituales evitan la peluquería porque les resulta muy incómodo llegar al centro. Además, el «parque temático» también le afecta en el aspecto personal, porque tiene un hijo asperger al que casi no ve en estas fechas por lo mucho que le molesta el ruido. Esas son sus quejas, pero traslada también las de sus vecinos.

«También quiero hablar por Pepita, Encarna, Margarita, Consuelo, personas mayores que son la mayoría de las que habitan en el Casco Vello de Vigo, que no pueden salir a sentarse en el banco del centro histórico a pasar la tarde, que es lo único que tenían que hacer durante todo el día, a ellos se les niega ese derecho y tienen que quedarse encerrados en sus casas», afirma.

un despilfarro

Entre quienes no comulgan con el modo en que el alcalde entiende la Navidad están también colectivos contra el turismo o la gentrificación y hasta el sindicato de inquilinos. Personas que tienen muy presente el gravísimo problema de vivienda que tiene Vigo, entre otros muchos, y que no ven con buenos ojos lo que consideran un dispendio económico cuyo retorno está en cuestión porque nadie ha puesto sobre la mesa una forma cualitativa de contabilizarlo. 



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