A la espera de ver si finalmente sale adelante la reforma fiscal, ¿qué opinan en DBRS sobre la ampliación del impuesto extraordinario a las entidades financieras? «Los bancos españoles están bien capitalizados, pero el impuesto reduce la competitividad», dicen.
Consideran que la conversión del gravamen temporal en un impuesto permanente «podría potencialmente impactar el crecimiento crediticio total o aumentar los costes de endeudamiento en el medio y largo plazo».
Por ello, creen que los bancos tendrán que optimizar el crecimiento de sus préstamos rechazando operaciones menos atractivas o aumentar los rendimientos de los nuevos préstamos o imponer garantías adicionales para mitigar la disminución de la rentabilidad debido al carácter permanente del impuesto propuesto.
Además, apuntan que el impuesto también reduce la capacidad total de generación de capital interno de los bancos. «Aunque esto podría colocar a los bancos españoles en una situación más débil que sus pares europeos si se produce un shock inesperado, consideramos que los bancos también están bien capitalizados, con importantes reservas de capital sobre los requisitos mínimos regulatorios y una fuerte rentabilidad a pesar del impuesto actual«, matizan.
A la espera del borrador final del nuevo impuesto y de su aprobación efectiva, señalan que los bancos españoles «tienen una fuerte capacidad de generación de beneficios, no sólo por el lado de los ingresos, sino también por la optimización de costes y así como un coste neto de riesgo adecuado, para seguir reportando resultados sólidos en el futuro«.
También ven que los nuevos colchones anticíclicos anunciados por el Banco de España junto con la implementación de Basilea III podrían obligar a algunos bancos a ajustar sus ratios de pago de dividendos para proteger los colchones de capital actuales.
Y es que aún quedan pendientes enmiendas finales y concretas para obtener el apoyo necesario del Parlamento español para su aprobación.
Pero, por ahora, las principales modificaciones que el Gobierno ha propuesto realizar al actual impuesto temporal a los bancos españoles incluyen: ampliar el alcance del gravamen a todos los bancos con operaciones en España; eliminar el límite mínimo de 800 millones de euros en ingresos básicos para que un banco esté sujeto a impuestos; modificar el gravamen fijo actual del 4,8% para que sea progresivo con el nivel de ingresos básicos, pasando del 1% para los primeros 750 millones de euros de ingresos básicos al 7% para ingresos básicos superiores a 5.000 millones de euros; incluir una deducción en caso de que el rendimiento sobre los activos (ROA) de los bancos sea inferior al 0,7%; cambiar la forma jurídica para convertirla en un impuesto en lugar del actual gravamen no tributario; e imponerlo por tres años adicionales (2024-2026), aunque la intención podría ser hacerlo permanente.
Los expertos de DBRS aseguran que el actual impuesto temporal «ya ha pasado factura a la rentabilidad española en los últimos dos años». Según sus cálculos, en los primeros nueve meses de 2024, el impuesto actual ha aumentado los impuestos totales sobre la renta antes de impuestos entre un 5% y un 9% «para un sector bancario que ya es uno de los más gravados de Europa».