Si Brasil hubiera ganado a Uruguay, habría terminado el año ocupando, en solitario, la segunda posición de las eliminatorias sudamericanas para el próximo Mundial… pero falló y es quinta. Sumó un pobre empate (1-1), el segundo en esta fecha FIFA, en un superclásico con muy poco fútbol.
La Seleçao empezó con fuerza y confianza, aplicando una presión total, que ahogó a los uruguayos, timoratos y precavidos. Su dominio territorial, sin embargo, no se transformó en ocasiones.
Con el paso de los minutos, los brasileños perdieron fuelle y se estrellaron ante el entramado defensivo que había preparado Marcelo Bielsa. Uruguay jugó reactivamente y le salió bien.
A la espera de lo que pueda ocurrir con Neymar Jr., Raphinha, definitivamente, ha cogido las riendas de esta Seleçao en fase de construcción, que está buscando nuevos liderazgos y una identidad definida para intentar ser un equipo competitivo y fiable (algo que no es actualmente) de cara al Mundial 2026.
El blaugrana, que jugaba su segundo partido con el dorsal ’10’, se ha creído su nuevo rol de organizador. Fue la brújula ofensiva de los suyos, el principal canalizador de las acciones ofensivas, y quien más balones filtró. En el primer tiempo, habilitó al flamenguista Gerson y a Vinicius Jr., que fallaron en la finalización. Y un córner servido por él, acabó siendo la oportunidad más clara antes del descanso con un buen cabezazo de Igor Jesus, que atajó Sergio Rochet.
Rapha se puso el equipo a sus espaldas, viendo, un partido más, la inoperancia de Vinicius, transformado en un coadyuvante. El no-ganador del Balón de Oro vive inmerso en una crisis creativa permanente cada vez que tiene que jugar con la Seleçao: termina el 2024, habiendo marcado en un solo de los once partidos que ha disputado.
Uruguay que hacía un partido muy burocrático, sintió el bajón brasileño al inicio del segundo tiempo y supo explotar los desajustes defensivos de su adversario, que sigue con el mal endémico de dejar muchos espacios en la medular. Y Valverde, libre, abrió el marcador (min 55.) con un gran lanzamiento desde la frontal del área ante la tenue presión de Bruno Guimares. Fue un golazo.
A Dorival Junior le entró el pánico. Y, aunque faltaba más de media hora para el final, decidió hacer un planteamiento suicida, en que acumuló hasta cuatro delanteros (Vinicius, Gabriel Martinelli, Luiz Henrique y el joven Estevao ‘Messinho’).
La Seleçao se desordenó, empezó a jugar con el corazón y Raphinha, en alguna ocasión, acabó haciendo de carrilero por la izquierda. Las decisiones de su selecionador le perjudicaron.
A pesar del desaguisado táctico, Gerson logró empatar (min. 62) al empalmar de primera un rebote defensivo tras un centro del blaugrana.
La acumulación de piezas ofensivas no dio el resultado esperado por los brasileños, que salieron de la Arena Fonte Nove abucheados por la ‘torcida’ bahiana.
Mientras, Uruguay, que en esta fecha FIFA ha sumado cuatro puntos, se fue feliz por el botín, que le aúpa hasta el segundo lugar, ya que aprovechó el tropiezo de Colombia en casa contra Ecuador (0-1).