El presidente de EEUU, Joe Biden, ha autorizado el suministro de minas terrestres antipersona a Ucrania con el objetivo de reforzar las defensas de Kiev contra el avance de las tropas rusas, según han informado dos funcionarios estadounidenses a The Washington Post

«Rusia está atacando las líneas ucranianas en el este con oleadas de tropas, independientemente de las bajas que están sufriendo. Estas minas se hicieron específicamente para combatir exactamente esto», ha declarado un funcionario a The Washington Post, que ha añadido que «la intención es que contribuyan a una defensa más eficaz» de Ucrania.

La decisión, insólita hasta la fecha, forma parte del giro de 180 grados en la política de Biden en esta materia. El presidente estadounidense está adoptando medidas de urgencia antes de dejar la Casa Blanca en enero.  

También se produce en medio de una escalada del conflicto, sólo un día después de que Ucrania haya atacado por primera vez territorio ruso con misiles estadounidenses ATACMS, una línea roja sobre la que Putin advirtió hace tiempo, afirmando que los ataques en su territorio ruso con armas de largo alcance occidentales sería como implicar directamente a la OTAN en la guerra.

Según ha adelantado en exclusiva The Washington Post, el envío estará formado por minas terrestres antipersona «no persistentes», lo que significa que con el paso del tiempo se autodestruirán o perderán la carga de la batería y quedarán inactivas, reduciendo el peligro para los civiles.

Un funcionario ha afirmado al periódico estadounidense que los responsables políticos ucranianos se han comprometido a «no desplegar las minas en zonas densamente pobladas». Asimismo, su uso se limitará al territorio ucraniano, concretamente en la zona este del país.

Pese a todo, esta decisión es muy polémica, ya no solo por el amplio rechazo internacional al uso de este tipo de armas que no distinguen entre militares y civiles (164 países han refrendado el tratado de Ottawa que prohibió su utilización en 1997), sino porque contradice la propia política implementada por Joe Biden. 

Aunque Estados Unidos nunca ha ratificado el tratado de Ottawa, en 2022, la administración de Joe Biden restableció una política de la era de Obama y prohibió la fabricación y el uso de minas antipersona. Sólo planteó una excepción: la península de Corea para fortalecer la defensa contra Corea del Norte.

Pese al alto riesgo que entraña la colocación de minas para la población civil, un funcionario ucraniano ha mostrado su satisfacción ante la noticia y ha dicho a The Washington Post que «Rusia las utiliza de todos modos».

El lunes, la subsecretaria general de la ONU para Asuntos Políticos, Rosemary DiCarlo, denunció ante el Consejo de Seguridad que casi la cuarta parte de Ucrania está sembrada de minas antipersona, lo que la convierte en uno de los lugares más minados del mundo.

Según el informe Landmine Monitor 2023, en 2022 Ucrania fue el país del mundo con más víctimas mortales por las minas terrestres con 608 muertes, sólo por detrás de Siria, y el número de víctimas civiles se multiplicó por diez en comparación con 2021.

DiCarlo destacó que en los mil días que lleva esta guerra, en Ucrania han muerto más de 12.000 personas y hay 4 millones de desplazados dentro del país y 6,8 millones en el extranjero.

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