Las dos primeras preguntas al presidente del Gobierno de Castilla y León en el Pleno de este martes eran balas serpenteando sobre la polémica decisión del Ayuntamiento de Burgos de rescindir las ayudas a las organizaciones no gubernamentales por exigencia del grupo de Vox en el Consistorio de esa ciudad a cambio del apoyo de los ultras al presupuesto municipal que no le habrá dado pocos quebraderos de cabeza a Alfonso Fernández Mañueco.
Ante su espejo le han puesto los dos portavoces, a su derecha e izquierda, el del PSOE, Luis Tudanca, y el de Vox, Juan García-Gallardo, en el intento de que Mañueco se pronunciara sobre el veto de la ultraderecha a la financiación de la labor de las oenegés burgalesas con los inmigrantes, caballo de batalla de la ideología de Gallardo y, en sentido contrario, de la de Tudanca, que impuso el equipo de Abascal y aceptó la alcaldesa, Cristina Ayala.
Pero era evidente que Mañueco no iba a descabalgar a la regidora ni renunciar a su propio argumentario, sino únicamente volver al consabido discurso sobre Pedro Sánchez y el independentismo, como al refugio durante la tormenta.
Tudanca: “Es hipocresía”
La primera respuesta del presidente a las preguntas de actualidad que lanza la oposición durante la primera jornada de los plenos en Castilla y León es intencionadamente breve. Mañueco ahorra palabras para utilizarlas, siempre o casi siempre, para las referencias a Sánchez en su segunda intervención, haciendo oídos sordos a las preguntas que conciernen a la comunidad autónoma con las manzanas traigo del mapa nacional, muy socorridas para la huida por la tangente.
En esta ocasión, a Tudanca le respondió Mañueco con su supuesto inquebrantable respaldo a la labor de las organizaciones no gubernamentales en favor de los más vulnerables, contra lo que el portavoz socialista cargó acusando a Mañueco de que lo suyo “es hipocresía”, y recordando que el acuerdo PP-Vox en el Ayuntamiento de Burgos habría permitido el veto a las entidades Accem, Burgos Acoge y Atalaya en los presupuestos, que calificó de “racista”, si no fuera por el masivo respaldo de la ciudadanía burgalesa a una protesta contra esa decisión, que arrugó a la alcaldesa del PP.
“Ustedes creen más en la estabilidad que en la humanidad”, ha dicho Tudanca, recordando que fue Unicef quien puso en entredicho, a raíz de la polémica, la declaración de Burgos como ciudad amiga de la infancia, coincidiendo con la manifestación multitudinaria en la Plaza Mayor. “Hasta ahí ha llegado lo peligroso de las decisiones y los pactos a los que ustedes llegan con la extrema derecha”, ha dicho.
“El Partido Popular no rectificó por convicción, sino por miedo a esa reacción ciudadana que se produjo de forma absolutamente masiva”, ha insistido, “de hecho, no han roto el pacto en Burgos”.
Tudanca reitera su petición a Mañueco para que rompa sus acuerdos en los ayuntamientos de la comunidad y “nos ahorre más sonrojos”. “Se lo he dicho una y mil veces”.
¿Burgos? ¡Cataluña!
“Es de risa que usted, que el Partido Socialista de Castilla y León”, responde Mañueco, “dé lecciones de acuerdos sobre presupuestos y sobre pactos de gobierno”.
El presidente popular, que no conoce más defensa que el contraataque, vuelve a “que ustedes han estado aplaudiendo los indultos, la amnistía, el perdón de 15.000 millones de euros y ‘el cuponazo’ fiscal para sus socios separatistas”, pero nada dice sobre Burgos, sobre la alcaldesa de su partido ni su acuerdo con Vox, que ha levantado en armas no solo a las organizaciones no gubernamentales, sino también a la ciudadanía.
El acuerdo en Burgos, en la cuerda floja
Mientras tanto, en la Comisión de Hacienda celebrada en Burgos durante la mañana, Vox ha rechazado la enmienda del PP a los presupuestos para recuperar la partida de ayudas a las oenegés cuya supresión exigía la ultraderecha como trofeo de su presencia en el gobierno.
El PP tampoco ha apoyado la propuesta de su socio para aumentar en 120.000 euros las cantidades dirigidas a mayores, infancia y juventud, lo que deja a la alcaldesa en la cuerda floja y pendiente del Pleno del próximo viernes y, en consecuencia, si el presupuesto no saliera adelante y Vox continuara presionando, de una posible cuestión de confianza.