Mientras el mundo entero enfrenta el crecimiento violento del antisemitismo, sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, el Papa Francisco aviva las tensiones con su nuevo libro La esperanza no defrauda. Una frase del libro se convirtió de inmediato en un titular en todos los idiomas al sugerir que debería investigarse un supuesto genocidio posible cometido por Israel contra los palestinos en la Franja de Gaza. La implicación es que la guerra en Gaza—una guerra no deseada, pero necesaria tras los devastadores ataques terroristas de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023—se lleva a cabo con intenciones malignas. Quizás el papa ha sido mal aconsejado por quienes imaginan que el mundo al que se dirige está impregnado de un pietismo populista: multitudes que marchan con violencia por las ciudades del mundo en nombre de una causa en la que democracia y libertad no tienen cabida. No percibo al mundo cristiano de las personas comunes de esta manera. Los amigos del pueblo judío en el mundo democrático comprenden que el término “genocidio” provoca hoy una ola de antisemitismo global; genera pancartas donde la Estrella de David es reemplazada por la esvástica mientras multitudes desenfrenadas gritan “Palestina libre”. También da lugar a retratos de Adolf Hitler superpuestos con imágenes del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, mientras el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declara ante los medios que ambos hombres actúan de manera similar, una afirmación que… Leer más

Fuente