La frase era una provocación en el mejor estilo del populismo legüista. Pero el escenario fue lo que izó la rabia: la presentación de una nueva fundación dedicada a una víctima de violencia de género, golpeada a muerte hace poco más de un año por su exnovio italiano. «El patriarcado ya no existe», dijo el ministro italiano de Educación y del Mérito, Giuseppe Valditara. «El aumento de los casos de violencia sexual [en Italia] están relacionados con formas de marginalidad y desviación que proceden de alguna manera también de la inmigración ilegal«, añadió, en un mensaje grabado enviado desde su despacho y difundido en presencia de los familiares de la joven asesinada.
Es la última tormenta que arrecia en estas horas en el país transalpino, donde en lo que va del año ya se cuentan casi 90 feminicidios (alrededor del 90% cometidos por italianos) y donde el 31% de las mujeres de entre 16 y 70 años (6,7 millones) han sufrido algún tipo de violencia sexual o física en lo que va sus vidas, según datos oficiales. Y su protagonista es, una vez más, un ministro del Gobierno de Giorgia Meloni y miembro de la ultraderechista Liga de Matteo Salvini, partido en horas bajas últimamente muy dado a los golpes de efecto.
Es también el más reciente capítulo de la guerra cultural que el ultraderechista Gobierno italiano ha emprendido para asegurarse un nuevo relato sobre las cuestiones de género y la defensa de los defechos de mujeres. Tanto así que llega después de que, tan solo la semana pasada, la primera ministra, Giorgia Meloni, se burlara en un vídeo electoral del uso del femenino a la hora de hablar de cargos o profesiones.
Hombre blancos
«A mi hermana [Giulia Cecchetin] la mató un respetable chico blanco», se ha quejado Elena Cecchetin, hermana de la joven asesinada que da nombre a la nueva fundación. Lo que hace Valditara es «propaganda», ha añadido. «Quisiera decirle al ministro que quien se llevó a mi hija es italiano. La violencia es violencia, independientemente de dónde provenga», ha precisado el padre, Gino, uno de los principales promotores de la iniciativa. «Parecería que ‘patriarcado‘ es una palabra que asusta más que el término ‘guerra'», ha agregado, al solicitar también que el Gobierno italiano explique qué ha hecho para hacer frente a los feminicidios.
Como era de esperar, la afirmación también ha suscitado una respuesta casi inmediata de la izquierda. Las palabras del ministro son «vergonzosas e inapropiadas», ha denunciado Laura Boldrini, expresidenta del Congreso italiano y hoy presidenta del Comité de Derechos Humanos del mismo hemiciclo. «Valditara, debería avergonzarse: lo suyo es solo una instrumentalización racista«, ha comentado el secretario general de +Europa, Riccardo Magi.
El problema, sin embargo, es que el Gobierno también ha sabido en estos años dividir concienzudamente a la izquierda y al femenismo en Italia. Muy astuta ha sido, por ejemplo, Meloni al condenar públicamente la maternidad subrogada (y luego promover una ley que pretende obstaculizar esta práctica, aunque su real éxito está en duda). Consciente, Meloni, de que dentro del Partido Democrático (PD) no existe un consenso unánime, pues su líder, Elly Schlein, se ha manifestado a favor, mientras que otros miembros de su propio partido han expresado una postura contraria.