Abrió el fuego el primer ministro Michel Barnier, con una visita de trabajo la semana pasada a Bruselas con el único objetivo de hacer cambiar de opinión a Ursula von der Leyen: «Francia se opone a que se concluya este acuerdo», le trasladó. La ofensiva la han proseguido este lunes los ministros de Exteriores, Jean-Noël Barrot, y de Agricultura, Annie Genevard. «Estamos tratando de formar una minoría de bloqueo sobre este acuerdo, que no es un buen acuerdo», ha anunciado la segunda. «El acuerdo es inaceptable», ha insistido Barrot también en la capital belga.

En los últimos días, Emmanuel Macron ha desplegado a todas sus tropas con el propósito de tumbar el pacto de libre comercio entre la UE y Mercosur -bloque formado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay-, justo en la recta final de la negociación. Un acuerdo que lleva negociándose 24 años y tiene entre sus mayores defensores a Pedro Sánchez y a la propia presidenta de la Comisión. La sobreactuación del presidente francés esconde en realidad que París está esta vez en una posición de debilidad y asilamiento en la UE.

El acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur -que crearía un gran mercado de 780 millones de personas y ahorraría a las empresas comunitarias 4.000 millones de euros al año en aranceles, seegún los datos de Bruselas- cuenta con el apoyo de la mayoría de Estados miembros, empezando por Alemania. También lo respalda la patronal europea, BusinessEurope: «Contribuirá al crecimiento económico y a la creación de empleo».

El pacto con Mercosur se cerró de forma provisional en junio de 2019, pero ha vuelto a encallar desde entonces. Para responder a las preocupaciones de unos y otros, Bruselas pretende introducir un capítulo adicional en materia de sostenibilidad (que abordaría cuestiones como la lucha contra la deforestación y el cambio climático).

Junto con Francia, las principales opositoras al acuerdo con el bloque latinoamericano son las asociaciones agrículas de todo el continente. La española ASAJA sostiene que el acuerdo es «incompatible con el Pacto Verde Europeo» y perjudicará en particular al sector de los cítricos, del que España es el principal productor a nivel europeo. En los últimos meses, los tractoristas europeos se han manifestado varias veces en Bruselas contra el acuerdo. Y consideran insuficiente la creación de un «fondo de compensación» para los agricultores afectados, como según sus informaciones sopesa hacer Von der Leyen.

Ursula von der Leyen y Lula da Silva, durante la reunión del G20 en Río


Ursula von der Leyen y Lula da Silva, durante la reunión del G20 en Río

Unión Europea

«Nuestra firmeza se debe a que no creemos en el preacuerdo (de 2019), tal y como se ha negociado. En primer lugar, porque viene de muy lejos. Además, no tiene en cuenta toda la evolución que hemos realizado en nuestros propios mercados. Para Argentina, sería muy malo para su reindustrialización y para nosotros sería muy malo para nuestra agricultura», ha dicho Macron este fin de semana en Buenos Aires tras reunirse con el presidente Javier Milei. 

«No podemos pedir a nuestros agricultores en Europa cambiar sus prácticas, prescindir de determinados productos fitosanitarios, tener lo que es nuestro orgullo, una agricultura de gran calidad, y al mismo tiempo abrir nuestro mercado a importaciones masivas de productos que no respetarían los mismos criterios«, argumenta el presidente francés. El Gobierno de París negocia contrarreloj con Países Bajos, Italia o Polonia con el fin de construir esa minoría de bloqueo.

Para el ministro español de Agricultura, Luis Planas, las preocupaciones francesas no están en absoluto justificadas. «Hay una cierta mitología en torno a Mercosur que no me parece que se adecúe ni a la realidad de lo que es el acuerdo ni al momento que estamos viviendo», ha dicho Planas en Bruselas, donde participaba en el Consejo de Agricultura de la UE.

«¿Le interesa en estos momentos a la UE encerrarse sobre sí misma? ¿O le interesa en este contexto geopolítico que estamos viviendo (y después particularmente de las elecciones norteamericanas) ampliar la red de nuestros acuerdos comerciales con países terceros para mantener nuestra influencia económica y comercial? Yo creo que la respuesta es muy clara. Desde luego, España lo tiene muy claro. Desde el principio», sostiene el ministro de Agricultura.

El ministro de Agricultura, Luis Planas, durante la reunión de este lunes en Bruselas


El ministro de Agricultura, Luis Planas, durante la reunión de este lunes en Bruselas

Unión Europea

El argumento geopolítico también ha sido esgrimido por Ursula von der Leyen para justificar la urgencia de cerrar el pacto. «Un acuerdo de libre comercio con Mercosur crearía un mercado de más de 700 millones de personas, lo que representa una enorme oportunidad para las empresas, pero también para los ciudadanos. Las cifras muestran lo intenso que ya es el comercio entre nuestras dos regiones«, ha explicado en una entrevista a la televisión brasileña Globo.

«Pero además hay una dimensión política que también es importante porque tenemos ideas afines, compartimos los mismos valores, protegemos el multilateralismo en nuestro mundo, por ejemplo. Así que enviaría un mensaje potente por parte de ambas regiones de apoyarnos mutuamente en estos tiempos difíciles», sostiene Von der Leyen, que se ha implicado personalmente en las negociacines con los líderes de Brasil, Argentina y Paraguay.

La presidenta de la Comisión ha hecho estas declaraciones justo antes del inicio de la cumbre del G20 en Rio de Janeiro, a la que asisten tanto Macron como Sánchez. Bruselas descarta que el acuerdo con Mercosur pueda cerrarse ya durante este encuentro. «Como todos sabemos, el diablo está en los detalles. La recta final es la más importante, pero también la más difícil«, se justifica Von der Leyen. La última oportunidad será durante la cumbre de Mercosur que se celebra en Uruguay los días 5 y 6 de diciembre. Para entonces se sabrá si los esfuerzos de Macron para tumbar el acuerdo se saldan o no con éxito.

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