Quizás hoy Manolito seguiría viviendo en el piso familiar de Carabanchel y, de tener trabajo, estaría buscando un sueldo mejor para independizarse y mudarse al centro, aunque fuese a una habitación compartida. O quizás estaría valorando seguir en casa de sus padres un poco más y ahorrar para la entrada de un coche. No se sabe qué destino habría tenido Manolito Gafotas, porque siempre será el entrañable niño espabilado de 10 años que sigue viviendo en las páginas de los libros que escribió Elvira Lindo.

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