¿Quién puede resistirse a un paseo bajo la tibia luz de la luna? Son pocos los que rechazarían esta idea, ya que recorrer un paisaje tranquilo bajo las estrellas invita a la desconexión y al disfrute. Sin embargo, cuando ese paseo nocturno no es una elección, sino una consecuencia de la falta de iluminación, la experiencia pierde encanto y con razón.

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