Cuando le quedan menos de dos meses como inquilino de la Casa Blanca, el presidente de EEUU, Joe Biden, ha accedido este domingo a un ruego que el Gobierno ucraniano, con su presidente Volodímir Zelenski a la cabeza, llevaba meses planteándole. Inquieto ante el envío de miles de soldados de Corea del Norte para luchar contra las tropas de Kiev, el mandatario norteamericano ha permitido finalmente a Kiev que emplee los misiles de largo alcance de fabricación estadounidense MGM 140 ATACMS, con un radio de 300 kilómetros, para atacar objetivos en territorio ruso. Aunque no han trascendido detalles de la autorización, medios como Bloomberg han adelantado que no será un cheque en blanco a Kiev, y que permanecerían algunas de las restricciones vigentes hasta ahora. Rusia había advertido, a través de sus voceros, que semejante medida sería considerada como una «gran escalada».