Cuando en estos meses de otoño e invierno el turismo de sol y playa valenciano vive su momento de mayor descanso en el año, otra actividad como los viajes hacia el interior cogen fuerza. Normalmente es el periodo álgido para sus negocios, su temporada alta. Sin embargo, en esta ocasión, el horizonte pinta más incierto y oscuro. No en vano, la devastación que hace casi tres semanas generó la dana se está traduciendo en una afección considerable -como se ha detectado en otros entornos como el comercio o la hostelería- para este sector, no solo por las consecuencias que las inundaciones tuvieron en algunos establecimientos, sino también por los efectos -entre ellos, las cancelaciones- que la devastación ha estado dejando ya en esta actividad.
La importancia del golpe
Es lo que señalan a este diario fuentes de la asociación Temps de Interior –entidad que aglutina y ayuda a promocionar decenas de alojamientos del interior de la Comunitat–, que señalan que el agua «afectó» a algunos alojamientos ubicados en Requena o en Sot de Chera. Uno de los casos fue el de Casa Rural La Parra 1923, un establecimiento situado en la pedanía requenense de El Pontón propiedad de la presidenta del Real Club Náutico de Valencia, Marisa Arlandis. Como apunta a este diario, su casa -con capacidad para alojar a 16 personas- quedó «inundadada» y, como sucedió con el resto del municipio, fue un negocio que «quedó aislado, sin luz, ni agua, ni teléfono» durante las primeras jornadas tras la catástrofe. Y a día de hoy, sin ir más lejos, gran parte de su zona «sigue sin accesibilidad» completa.
Durante las últimas semanas, por tanto, sus esfuerzos se han centrado en «limpiar» una vivienda que «no se ha perdido», pero en la que Arlandis destaca que tendrá que «tirar algún mueble, por tanto habrá que reponerlos, y, sobre todo pintar y reparar los suelos». No obstante, ese daño material no es la principal preocupación que rodea a su negocio tras la catástrofe, ya que como explicaba el pasado miércoles han logrado «estar casi listos» para esa recuperación. En este sentido, lo que deja «una incertidumbre absoluta», explica la propietaria, es el impacto que pueda tener toda esta situación en pleno momento álgido de este tipo de turismo.
«Ahora mismo la gente cree que la zona está totalmente devastada», remarca Arlandis, que prevé un impacto «duro» en los próximos tiempos. De momento, «el mercado está parado» y, respecto a las reservas que ya había, «estamos teniendo que afrontar ahora las reclamaciones de las cancelaciones». Una realidad a la que se suma un ambiente que «no está hoy para irse de vacaciones». «Hay un efecto psicológico, porque la gente no tiene ganas de salir», coinciden al respecto desde Temps, quienes resaltan también que en el corto plazo «habrá problemas» ya que todos los municipios afectados por la dana «son emisores y no van a consumir en meses». Lo mismo sucede con el que viene desde el exterior, porque -explican desde la entidad- hay «países que recomiendan casi no venir y esto puede ser un problema». Una sensación que «va a durar los próximos meses», creen.
Perspectiva del enoturismo
Menos pesimista respecto a cuánto durarán los efectos de la dana se muestra Fernando Medina, consejero delegado de Dominio de la Vega y representante valenciano en el consejo regulador de la DO Cava. Según apunta, más allá de la entrada de agua en alguna bodega puntual el pasado 29 de octubre, el dirigente cree que el golpe de las inundaciones -que han dejado «muchos viñedos arrasados»- se va a «notar en el enoturismo». De momento, tanto la pasada semana como esta «hemos cancelado actividades» porque el público -el cual es mayoritariamente local, aunque también de otras partes de España- «no está reservando».
«Este mes de noviembre, que es importante para el enoturismo, puede ser peor, pero en diciembre lo normal es que se reactive», asegura Medina sobre la puesta en marcha de nuevo de parte de un sector como el del turismo de interior en el que Arlandis asegura que se ha vivido en algunos puntos «una catástrofe». «Abrir tenemos que abrir porque hay que recuperarse», destaca la propietaria de Casa Rural La Parra 1923, que pide que las ayudas «sean directas y no créditos ICO» para retornar y que, una vez pase toda esta situación, «la gente que venía antes, vuelva». «Lo necesitaremos», concluye.