La defensa del Real Mallorca de los últimos años no puede entenderse sin la figura de Martin Valjent. Compañero inseparable de Antonio Raíllo en el eje de la zaga, el eslovaco es uno de los líderes naturales del vestuario y, cumpliendo su séptima temporada en la isla, habiendo vivido ascensos, descensos y una final de Copa del Rey, considera que ha llegado el momento de que el club bermellón deje de mirar hacia abajo en Liga para seguir creciendo.
Dieciocho puntos cuando todavía quedan seis jornadas para acabar la primera vuelta no está nada mal.
Te doy una típica respuesta: vamos partido a partido. Somos un equipo que puede competir contra cualquiera, pero tenemos que dar nuestra mejor versión para seguir así. Los puntos están bien para estar tranquilos, pero no hay que acomodarse y exigirse para sacar los máximos posibles.
Una de las diferencias, pese a las dos últimas derrotas, está siendo el nivel lejos de Son Moix.
Sí, sobre todo a principio de temporada nos ha ido mejor fuera que dentro de casa. Pero un detalle importante y es que con este calendario todos los rivales directos los hemos tenido a domicilio. No quiero decir que sea más fácil, pero nos sentimos más obligados a puntuar. En Son Moix estamos teniendo rivales que entran dentro del top-10 de la Liga.
¿Qué ha cambiado de un año para otro?
La base del grupo sigue siendo la misma y los chicos nuevos se han incorporado muy bien. Esa unión dentro del vestuario es muy importante para nosotros. Con un entrenador nuevo ya vienen muchos cambios: la forma de entrenar, el día a día… El Mallorca está mostrando, de base, una cara parecida al curso pasado, pero con matices diferentes.
Diferencias como más posesión y más velocidad, pero más riesgos. ¿Se sienten cómodos con el nuevo sistema?
Sí. Cuando llegué a la isla teníamos un estilo parecido tanto con Vicente Moreno como con Luis García. Con Aguirre cambió mucho. La transición del club y el nivel de los jugadores que iban llegando ayudan a un entrenador a ajustarse a eso. Ahora somos una plantilla muy completa, con muchos perfiles, y podemos cambiar como equipo. Tenemos muchos para jugar por dentro, hay bandas, que el año pasado apenas teníamos típicos de uno contra uno. El estilo del míster puede funcionar muy bien.
Después de dos años y medio con defensa de cinco, ¿ha costado adaptarse de nuevo a jugar con cuatro?
La verdad es que no. He jugado más durante mi carrera con defensa de cuatro que de cinco. Son diferentes sistemas de juego. De todas maneras, el equipo está comprometido defensivamente, desde el delantero al último jugador. Jugamos algo más adelantados, más cerca de la portería rival y no nos cuesta más. Veremos a lo largo de la temporada, pero si el equipo está bien físicamente podemos estar bien.
¿Qué tal es Arrasate en las distancias cortas?
Es una persona muy humilde. Es increíble pensar que en el mundo del fútbol, que no es sencillo ni para entrenadores ni jugadores por la presión, lo lleva todo con una gran tranquilidad. Es muy trabajador, claro y sincero. Es un gusto trabajar con él.
El equipo está encajando poco, pero no marca apenas goles.
Somos un equipo equilibrado, quizá a veces demasiado. Dentro de nosotros lo que Javier nos dio hace que nos sintamos muy responsables a la hora de defender. Este año estamos siendo algo más atrevidos ofensivamente, estamos creando más situaciones de peligro pero no metemos lo que queremos.
Una victoria en cinco partidos. ¿Se ha pinchado un poco la burbuja de la ilusión?
Es lo bonito del fútbol. La ilusión es lo que mueve a todos. El míster siempre te lleva a verlo más tranquilidad. Arrasate tiene mucha experiencia en Liga y sabe que hay momentos y momentos. El equipo está haciendo un buen trabajo y estas dos últimas derrotas igual no han sido merecidas. Pero ya miramos hacia adelante, pensando en el partido contra Las Palmas.
¿Hablar de Europa a final de temporada es exagerado?
No sé si es exagerado, a mí no me gusta hablar de objetivos puntuales. Eso sí, el club está en un momento en el que tiene que ser más ambicioso. Tenemos que intentar ser un equipo que mira hacia arriba, no solo hacia abajo. El Mallorca sigue creciendo paso a paso y estamos en ello.
¿Se está viendo al mejor Valjent esta temporada?
No lo sé. Me siento cómodo con la forma de jugar y como jugador vas creciendo. Espero que mi mejor nivel todavía esté por llegar.
¿En qué considera que tiene margen de mejora?
Intento analizarme mucho y los partidos. Por ejemplo, pensando en el último encuentro, con un rival que se nos plantó en un bloque muy bajo, en ese juego posicional tenemos que llevar más la iniciativa. En situaciones de juego con el balón tenemos que provocar una presión del rival para que se creen espacios, filtrar balones por dentro, elegir mejor… Ser futbolista es una mejora constante hasta que un día dejas de serlo.
La afición no se imagina un Valjent sin Raíllo ni viceversa.
Hay mucha confianza (risas). Es algo muy natural y poco común que dos jugadores jueguen juntos tantas temporadas. He podido aprender muchas cosas de él y ojalá pueda seguir así.
Termina contrato en junio del año que viene. ¿Hay Valjent para rato en la isla?
Ya veremos. De mi parte siempre hay disponibilidad, estoy feliz aquí. Ya hemos empezado alguna conversación con la dirección deportiva y ojalá pueda haber un final bueno.
Son Moix, como el equipo, ha ido evolucionando. ¿Se sienten más arropados en casa?
Tiene que ser nuestro fortín como en los últimos años. En Son Moix se han vivido noches muy mágicas. Nos sentimos fuertes y tenemos margen de mejora.
Dani, Abdón, Raíllo… Son un grupo que han pasado por todo. ¿Se siente a gusto con el papel de veterano dentro de la plantilla?
Es algo normal después de tanto tiempo. Me siento a gusto con la responsabilidad. Tenemos que tratar de transmitir eso a los jugadores nuevos o aquellos que están peor. Va muy ligado con el carácter de la persona y no tanto del futbolista.
¿Qué significó, tras siete años en la isla, la final de la Copa del Rey?
Brutal, se me pone la piel de gallina al recordarlo. Ahora que lo veo con perspectiva lo valoro mucho más porque es muy difícil llegar a una final. Ha sido una experiencia fantástica. Ver el movimiento mallorquinista, toda la afición, la isla entera como se puede unir. Me siento muy orgulloso de haberlo vivido. Pero no deja de estar ese final triste. Soy consciente de que a lo largo de mi carrera no he tenido muchos logros grandes, pero tengo esa espina clavada. Pero lo veo de manera positiva y es algo que alimenta al mallorquinismo. Nos tiene que servir como motivación para poder vivirlo más veces.
Todavía falta para la Supercopa, pero está a la vuelta de la esquina. ¿Se habla con ilusión de ella?
Sí, por supuesto. Es una experiencia nueva. Menos el míster que lo vivió el año pasado con Osasuna en el equipo no lo ha vivido nadie. Vamos a Arabia y es una gran ocasión. Antes de la Copa de 2003 el Mallorca ganó una Supercopa y queremos competirla a tope. Habrá rivales de primer nivel, pero si estamos allí es porque no lo hemos merecido.
¿Se está forzando demasiado con tanta competición y semanas sin descanso?
No es fácil responder. Solo juego con el Mallorca y mi calendario son 38 partidos de Liga, Copa y Supercopa. No puedo opinar sobre ello porque no tengo 50-60 por temporada, pero puedo entender a los que sí lo hacen. Muchos viajes, poco descanso… Creo que se pueden buscar soluciones y proteger al jugador sin perder el espectáculo.
EN CORTO
¿Un plato que siempre pide en casa?
Comida casera de mi abuela en Eslovaquia.
¿La mejor playa de Mallorca?
Es Trenc.
Un fin de semana sin fútbol es…
Exigente porque tengo que estar con mi hija.
Última serie que haya visto.
Voy un poco retrasado, pero ‘Juego de Tronos’.
Un libro que recomiende.
‘Invicto’. Me lo ha regalado Nuria, nuestra nutricionista.
Un ídolo de la infancia.
Me fijo siempre en alguien que esté cerca mío y que haga algo bien.
Un sueño por cumplir en la isla.
Ganar un título o jugar una competición europea.
La prensa deportiva es…
Complicada (risas).
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