La Conferencia de Presidentes tendrá lugar el próximo 13 de diciembre en Santander (Cantabria). El foro, demandado desde hace meses por todas las autonomías bajo dominio popular, servirá para que el Gobierno pueda debatir con sus homólogos regionales sobre temas como la financiación, la inmigración, la vivienda o la coordinación frente a catástrofes como la DANA.
El lugar escogido era conocido, pero faltaba por decidir cuándo era la fecha propicia para la celebración de una conferencia no exenta de polémica desde hace meses. De hecho, este espacio de debate multilateral con amplia representación del poder territorial que atesora el PP tras las elecciones autonómicas había sido demandado y exigido a la mayor celeridad posible por Génova. Especialmente insistentes fueron los populares cuando se conoció la financiación singular catalana, condición exigida por ERC para hacer posible el cambio de Gobierno en la Generalitat de Catalunya y la investidura del socialista Salvador Illa.
Entonces, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, reunió a todos sus barones territoriales en una especie de cónclave interno en el que se decidió que las conversaciones sobre financiación solo se mantendrían en la conferencia de presidentes, rehuyendo de esta forma la opción de que cada líder autonómico pudiese fijar sus propias condiciones de forma bilateral con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la ronda de contactos que finalizó hace unas semanas.
Una de las más duras en esta condición fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien, de hecho, se negó a acudir a esta ronda de contactos cuando Moncloa agendó su visita para el pasado viernes 25 de octubre. Sí que acudieron, no obstante, el resto de presidentes populares -ese mismo día en el que la madrileña desechó la invitación de Moncloa, el presidente mantuvo conversaciones con la presidenta de Extremadura, María Guardiola, y la de Baleares, Marga Prohens, ambas del PP-.
De hecho, los homólogos de Ayuso no solo fueron, sino que reivindicaron, como explicó ElPlural.com, su obligación de acudir cuando el presidente del Gobierno te cita en La Moncloa. Una cuestión de diplomacia rechazada por Ayuso y aplaudida por otros barones de peso dentro del organigrama conservador como el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, o el de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón.
Este último será otro de los protagonistas de la cita en Santander. La devastación causada por la fatídica DANA que asoló Valencia hace dos semanas, así como su polémica gestión y los claroscuros de sus decisiones y ausencias en momentos de máxima debilidad para la provincia, serán protagonistas en un foro en el que habitualmente se busca aumentar los cauces de coordinación entre administraciones.
Un apretado mes por delante
A la reconstrucción de Valencia hay que sumar un sinfín de motivos de agenda que marcarán la escaleta informativa y configurarán el contexto en el que se celebre la Conferencia de Presidentes: arrancando por esta semana, el presidente del Gobierno se encuentra este lunes y martes en Río de Janeiro (Brasil) para formar parte de las conversaciones de alto nivel que están teniendo lugar en el G20; en el plano nacional, el Congreso servirá como ring tanto en la Comisión de Hacienda, condenada al fracaso, como en la comparecencia de la todavía vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, señalada por la derecha como una de las responsables de la tardanza a la hora de actuar frente a la riada.
Una vez terminada esta semana, con Ribera como plato fuerte y a la espera de saber si finalmente es designada comisaria en el Ejecutivo comunitario liderado por Ursula von der Leyen -actualmente bloqueado por las presiones del PP español entre sus socios europeos-, la próxima llegará con la comparecencia a petición propia del líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez, para informar sobre las actuaciones del Gobierno frente a la peor gota fría del siglo.
Superado ese trámite, que a buen seguro será utilizado por el PP para tratar de proteger a un Carlos Mazón que se niega a dimitir, el PSOE celebrará en Sevilla el 41º Congreso Federal de su historia. Si bien este cónclave tiene menos picante del que acostumbra ante la ausencia de rivales de Sánchez para la secretaría general, servirá los socialistas para configurar una hoja de ruto a medio y largo plazo con la que modernizar el proyecto y hacer frente a retos emergentes como el control de fronteras, las nuevas tecnologías y la redistribución de la riqueza -con especial mención a la lucha contra la especulación en el mercado de la vivienda-.