La Torre del Agua es un escenario que, 16 años después de su construcción, y a pesar de necesitar muchos parches, sigue dejando boquiabiertos a los que entran en su interior. Esta semana les pasó a los invitados a los Premios Empresa del Año que organizan EL PERIÓDICO DE ARAGÓN y el Banco Sabadell y cuya gala de entrega tuvo lugar debajo del ‘Splash’, la escultura central de la Torre del Agua. Un edificio imponente que tiene que ser, definitivamente, un icono para la Zaragoza moderna. Que cuando alguien quiera ilustrar el nombre de la capital de Aragón no solo tenga el Pilar, que debe seguir siendo una de las señas de identidad, sino que haya otras referencias.
El Gobierno de Aragón ha puesto encima de la mesa la renovación total de los edificios en desuso de la Expo 2008, y 2024 puede ser el momento en el que por fin despeguen espacios como la propia Torre del Agua pero también el Pabellón de Aragón y el Pabellón de España. Los cacahuetes olvidados de la Expo también se preparan para albergar nuevas empresas públicas y privadas. Un ambicioso plan que se extenderá, asimismo, por la zona de la ribera del Ebro, donde se ubican piezas degradadas como el banco ecogeográfico y el mosaico de la zona fluvial.
El 2008 fue un símbolo para Zaragoza, aunque el cierre de la Expo en septiembre fuera acompañado de la mayor crisis bancaria mundial, y 2024 debe ser el ejercicio que dé la vuelta a la tortilla. Porque el Gobierno de Aragón afirma que va a cerrar este año con unos anuncios de inversión de empresas de 40.000 millones de euros, y es el momento adecuado para que lo público también haga números.
Por el momento, la empresa aragonesa que diseñó ‘The Sphere’, la gigantesca esfera de Las Vegas hecha de millones de pantallas led en la que actuó U2 y que ha asombrado al mundo transformándose en un balón de baloncesto, un emoji o un ojo de proporciones colosales, se encargará de la iluminación de la Torre del Agua . Oboria Digital, premio Aragoneses del Año de EL PERIÓDICO en Ciencia yTecnología, tiene el reto de sacar partido exterior a este icono que, según los planes del Gobierno de Aragón, va a ser el faro de la logística.
El interior debe ser un lugar de encuentro de muchos aragoneses que sientan, como las más de 200 personas que lo sintieron esta semana, que el edificio es toda una señal de progreso para Zaragoza. Y con él, el nacimiento de una nueva etapa para la zona más vanguardista de la capital. Con todo el empuje económico que está teniendo la ciudad en los últimos meses, es tiempo de apostar decididamente por estos iconos, porque ello redundará también en más turismo, otra pata económica que nunca se debe olvidar.
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