El mítico fundador de la Federación de la Petita i Mitjana Empresa de Mallorca (PIMEM), Demetrio Peña (1939-2024), falleció este sábado a los 85 años. Con el comerciante andaluz nació una organización de comerciantes que casi siempre ha estado enfrentada a los poderes públicos, llegando a liderar el único cierre patronal de la historia de Mallorca. El funeral será en la iglesia de Santa Pagesa el miércoles a las 20 horas.
Tras la muerte de Franco en 1975, el desmantelamiento de algunas de las estructuras del régimen se efectuó aceleradamente. Una de las primeras en ser liquidada fue la de los sindicatos del franquismo, los llamados «sindicatos verticales», en los que, en un «totum revolutum», empresarios y trabajadores se las apañaban para defender sus respectivas posiciones. La desaparición de tal tinglado hizo que, junto a la aparición de los sindicatos, esencialmente UGT y CC.OO., este último notablemente infiltrado en el aparato sindical franquista, los empresarios pusieran inmediatamente en marcha sus asociaciones. La Confederación de Organizaciones Empresariales de Baleares, la «gran patronal», emergió rápidamente; pero no satisfacía a un sector del empresariado, el pequeño, y menos todavía a los del comercio, que, de inmediato, se dieron cuenta de que requerían de una organización propia para estar debidamente representados.
Creación PIMECO
Fue Demetrio J. Peña Collado, un comerciante de Ciutat, que había intentado sin éxito ser concejal en Cort en la fase final de la dictadura con el eslogan «el concejal de la luz«, quien dio forma a la idea de constituir una organización empresarial, al margen de CAEB y su filial AFEDECO, para dar cabida al pequeño comercio. Así nació PIMECO, diez años después de que viera la luz su matriz, PIMEM, en 1977. Sus dirigentes eran conscientes de que la sociedad balear estaba en rápida mutación, que no era posible crear el mismo tipo de estructura que hasta entonces había existido, consistente básicamente en que «cuatro empresarios de Palma se reunían para organizar una agrupación que englobase a todas las Islas«.
Concretamente en 1988 se valoró que la rama comercial de PIMEM se diluía ante la mucho más consolidada de AFEDECO, por lo que PIMECO obtiene carta de naturaleza. Las líneas estratégicas de las patronales quedaron nítidamente establecidas: AFEDECO, en sintonía con CAEB, amparaba a un comercio definido desde PIMECO como más elitista, también el de carácter más generalista, mientras que la nueva organización se enfocaba hacia el comercio más próximo, de barriada, casi de estructura únicamente familiar.
Es en esta época cuando la cadena empresarial de referencia en España, El Corte Inglés, decide desembarcar en Palma. Su irrupción, acarreará una de las movilizaciones empresariales de mayor envergadura jamás vista en Palma. Es Demetrio Peña quien se pone al frente de la contestación a la política comercial que auspicia el Ayuntamiento de Palma, entonces gobernado por el alcalde socialista Ramón Aguiló, quien había optado por establecer un convenio urbanístico con El Corte Inglés para posibilitar la construcción de su macroedificio en las Avenidas, donde está en la actualidad, a cambio de una inyección económica para la ciudad de quinientos millones de pesetas.
El convenio posibilitaba edificar en manzana más de los 2.600 metros cuadrados inicialmente previstos, lo que los comerciantes interpretaron como una discriminación decidiendo liderar la protesta ciudadana, que contó con la colaboración de los sindicatos del sector. El asunto acabó por provocar un cierre patronal en 1994, un año antes de que Aguiló abandonara la alcaldía; lo nunca visto, que afectó no solo a Palma, sino prácticamente a toda Mallorca. La imagen de Demetrio Peña, descamisado, ante la Delegación del Gobierno y flanqueado por policías, constituyó la plasmación gráfica de lo que acababa de suceder.
Demetrio Peña estuvo al frente de PIMECO hasta el año 2005 sucediéndole Pere Ferrer. Peña siempre fue especialmente combativo, y se le pudo ver al frente de no pocas manifestaciones. Gracias a su pasión y lucha el pequeño comercio pudo encontrar en la organización creada por Peña el cobijo que necesitaba para guarecerse de la que casi siempre le caía encima.