El propio Jonathan Valero lo comentó a este periódico antes de viajar a Madrid para pelear por el título nacional del peso wélter: «Quiero un combate a la corta y que gane el mejor, aunque sé bien que me puedo encontrar con algo que no es mío, una hostia definitiva». Era una forma como otra cualquiera de expresar que su idea era la de ir a por todas, dentro de unos márgenes pero a tumba abierta, aunque ello supusiera correr más riesgos de los aconsejables. Y así ha sido. El zaragozano se ha ido a la lona cuando apenas se había disputado la mitad del primer asalto tras recibir una combinación de golpes definitivos de su rival que por momentos ha tenido amago de tragedia.
Después de encajar una primera serie terrible que le ha cogido inopinadamente desprevenido, sobre todo un directo, una ‘mano en frío’ que ya parecía ganadora, la falta de reflejos del árbitro ha permitido que Valero recibiera unos últimos golpes totalmente gratuitos, especialmente uno en la nuca -el llamado golpe de conejo- cuando ya estaba grogui entre las cuerdas y el suelo.
Con el boxeador aragonés inconsciente en una muy inquietante postura, por unos instantes la alarma se ha disparado entre todos los presentes, incluido, obviamente, el padre del boxeador, Eloy, que su entrenador y mánager y estaba en la esquina, y su esposa, Alba, situada a pocos metros del ‘ring’. Hasta pasados unos minutos, con Valero ya sentado en su silla, mareado, pero respondiendo a los estímulos que le provocaban los doctores, no ha imperado la tranquilidad. Las imágenes servidas por Sportium TV han sido, por momentos, estremecedoras.
Afectado emocionalmente
La pelea disputada en el pabellón municipal Campohermoso, en la localidad de Humanes de Madrid, ha terminado por tanto mucho antes de lo esperado, con un campeón de España del peso wélter (máximo 66,678 kilos), Aarón Alhambra, Hijo Adoptivo de la localidad; un púgil zaragozano noqueado a la primera por su exceso de valentía (aparentemente recuperado de su conmoción); y un árbitro a quien probablemente su torpeza le traiga consecuencias. Sin duda, el gran perdedor de la noche.
Terminada la velada, desde el mismo vestuario del pabellón, el entorno de Valero ha confirmado a este diario vía telefónica que ya estaba completamente consciente. Muy «tocado» desde el punto de vista emocional, pero sin consecuencias físicas preocupantes. Incluso ha pasado sin problemas el control antidopaje. Su idea era no someterse de momento más reconocimientos médicos e irse al hotel a descansar.
Valero, en el control antidopaje / servicio especial
El zaragozano, de 35 años y vigente campeón del título intermedio WBC Mediterráneo, conseguido la pasada primavera en un combate memorable celebrado en Francia, tenía mucha ilusión por lograr el cinturón nacional en el tramo final de su carrera. En otras dos ocasiones, en 2018 y 2021, también se quedó a las puertas y también en ‘casa’ del rival. Primero frente a Aitor Nieto, en Oviedo, y tres años después frente a Jon Mínguez, en Santander.
En su mejor momento
Tras una preparación exhaustiva, quizá en el mejor momento de su carrera, este boxeador hecho a sí mismo se ha dado de bruces este sábado noche con una realidad que nunca imaginó. No de la forma que se ha producido. Su confianza en sí mismo ha superado durante las semanas de entrenamiento los límites propios de un veterano como él. Estaba dispuesto a «dejarse todo» por el cinturón nacional con la misma ilusión de un principiante enardecido. Sabía que en ‘casa’ del rival tenía menos opciones de ganar a los puntos, de ahí que su plan pasara por una pelea a ‘calzón quitado’ en busca del KO de un contrincante ocho años más joven y mucho más técnico.

Hay golpes que el árbitro ya nunca debió permitir / captura sportium tv
En los pocos segundos que ha durado la pelea se ha visto a un Valero que ha salido con ímpetu, dispuesto a cumplir lo prometido, a intercambiar golpes evocando al boxeo más abierto, menos cuidadoso. Ante la sorpresa de todos, ha obligado a Alhambra a refugiarse en las cuerdas e incluso le ha provocado una pequeña brecha en la ceja que después ha tenido que ser suturada. Pero pronto se ha encontrado con «eso» que no era suyo, «una hostia definitiva». Lo malo es que no ha sido una, sino varias y la lentitud del árbitro ha empañado un final innecesariamente escalofriante. Poco favor le ha hecho hoy al boxeo el responsable de que todo fuera por donde debía.

Valero, aún aturdido, tras ser llevado a la esquina / captura sportium tv
Tras la derrota de esta noche, Jonathan Valero acumula 24 peleas profesionales. Ha ganado 15, perdido 8 y ha sumado solo un nulo. Ahora, cuando regrese a casa, a Casetas, será el momento de la reflexión. Sigue teniendo la posibilidad de defender el título internacional que ganó en Francia, pero que nadie descarte que tras lo de esta noche lo deje vacante. Quizá haya llegado la hora de afrontar el siguiente sueño: convertirse en un gran entrenador.