En España tenemos muchos monumentos y edificios con rasgos de la arquitectura árabe fruto de la convivencia entre estos pueblos y los nativos de la península durante siglos, como la Mezquita de Córdoba o el Alcázar de Sevilla. Tal fue la influencia que se crearon dos estilos característicos de la península: el mozárabe –en los reinos cristianos del norte de la Península– y el mudéjar –en el sur, en los territorios bajo dominio musulmán–.

Fuente