«Estamos mejor de lo esperable, pero la situación puede cambiar cualquier día». El análisis de la actual situación en cuestión de salud pública corresponde a Salvador Peiró, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública e investigador en el área de Investigación en Servicios de Salud y Farmacoepidemiología de Fisabio. Casi tres semanas después de la dana y las inundaciones en hasta cinco comarcas de la provincia de Valencia, la situación epidemiológica sigue «tranquila». Sin embargo, «no es aún el momento de bajar la guardia» para Dolores Bargues, catedrática en Parasitología de la Universidad de València (UV). Peiró coincide.
El escenario actual refleja una contención en el número de enfermedades hídricas; también en el número de infecciones por heridas, aunque el diario Levante-EMV tiene constancia de un caso en que fue necesario amputar varios dedos del pie. La Conselleria de Sanidad solo ha confirmado dos casos de leptospiria, los cuales permanecen en ingreso hospitalario, y está a la espera de confirmar el diagnóstico de otros dos. Se trata de voluntarios contagiados durante las labores de limpieza; la transmisión más probable se produce mediante el contacto con la orina de animales disuelta en el agua estancada. Lo positivo es que el contagio entre humanos es nulo. En comparación con las inundaciones ocurridas en Grecia en septiembre del año 2023, el número de positivos es mucho menor; allí hubo 45.
Sin embargo, Peiró se muestra prudente porque podrían aparecer más en el futuro o, incluso, haber una infravaloración del diagnóstico. Sus síntomas son muy similares a los de otras enfermedades víricas: fiebre elevada, diarrea o dolor abdominal intenso. «Las zonas de alrededor de l’Albufera son un buen terreno para la proliferación de esta enfermedad —, explica—. Todos los años hay entre dos y tres casos».
Gastroenteritis
En cuanto a las dolencias gástricas, se han detectado casos de gastroenteritis en varios puntos e, incluso, en la actualidad, hay cinco personas ingresadas por deshidratación; pero, según la información transmitida por las autoridades, no ha habido ningún brote. Las recomendaciones de salud pública han servido; eso parece. Por experiencia personal, Bargues es consciente de una cosa: «El voluntario piensa en todo el trabajo por hacer y baja la guardia. Es difícil evitar pasar la mano por el ojo o limitar el contacto con el barro porque solo piensa en limpiar».
Los trabajos de retirada de residuos y lodo se han acelerado en los últimos días, pero sigue habiendo mucha suciedad y agua estancada. «Es una espacio para que los gérmenes sean más accesibles», explica la catedrática en lenguaje generalista.
«Buena respuesta» y comunicación «efectiva» a la ciudadanía
¿Cómo ha respondido la Administración ante la alerta sanitaria y al riesgo en salud pública? Salvador Peiró, investigador de Fisabio, valor la «buena actuación» y «conjunta» de la Conselleria de Sanidad». Y añade: «Los sistemas de vigilancia están funcionando».
Las recomendaciones de salud pública ha sido uno de los mensajes más repetidos e insistentes por parte del departamento de Marciano Gómez. A partir del viernes 2 de noviembre, por redes sociales. Y, a partir del día 8, se añadió el envío de mensajes de texto. Son ocho hasta el momento, a los cuales cabe sumar una alerta por la app de GVASalud. «Ha habido muchas alertas y la gente está susceptible y haciendo caso», reconoce Dolores Bargues. La experiencia es un grado y, en este sentido, «la pandemia nos ha ayudado a concienciar». Y añade: «Se ha hecho una buena campaña porque se ha llegado a todo el mundo».
Los mensajes han sido claros en líneas generales, aunque también ha habido espacio «para la confusión» en opinión de Peiró. «La recomendación del uso de la mascarilla de forma rutinaria ha sido extraña», afirma en referencia a lo aconsejado por la vicepresidente del Consell Susana Camarero en la comparecencia del pasado 12 de noviembre. En este sentido, la Administración ha instalado medidores para analizar las partículas presentes en el aire. «En este momento, no es preocupante», explica Peiró. Está creciendo la presencia de partículas expedidas por las máquinas de las labores de limpieza.
Basura y roedores
La vigilancia de las enfermedades continúa, pero se abren nuevos frentes: las plagas de mosquitos y roedores. Contra los primeros, han comenzado las fumigaciones y tratamientos preventivos; primero los ayuntamientos y, ahora, tanto el Consell como la Diputación de Valencia. El frío, además, puede ayudar en este aspecto. Contra los segundos, según Bargues, la principal medida es «recoger la basura» y evitar «la vuelta de las ratas, huidas por las inundaciones». Lo esencial es recuperar los contenedores en los municipios afectados.
¿Hasta cuándo se debe mantener la guardia alerta? «Tenemos que esperar meses —, señala Peiró—. Como mínimo, hasta que se restablezca el suministro habitual de agua; no solo en la red de saneamiento, sino también en la infraestructura de cada vivienda en particular». Como publicó este periódico ayer, los expertos de la Administración estiman que esto se alargará más de un año.