Desde hace algún tiempo, los médicos han encendido la alarma sobre el aumento de las adicciones y, además, a edades cada vez más tempranas que en tiempos pasados: alcohol, drogas, el juego en sus diversas modalidades,pornografía, redes sociales, uso del móvil… Las consecuencias son muy malas para los individuos, para las familias, para la sociedad en general. En muchos casos, el asunto solo puede intentar resolverse acudiendo al psiquiatra y siguiendo sus indicaciones. En cuanto a la gente más joven, afecta a la marcha de los estudios muy negativamente; y, en personas mayores, a la estabilidad familiar, al trabajo, a las relaciones sociales.

Pienso que vale la pena leer o releer El jugador de Dostoievski, una novela bastante breve (unas doscientas páginas), en la que el gran escritor plasma magistralmente el drama de la ludopatía, a través de las memorias del joven Alekséi Ivánovich. Hay numerosas ediciones y es fácil, además, encontrar ejemplares en bibliotecas. 

Publicada la novela en 1866 y ambientada lejos de Rusia, en un lugar de recreo donde acuden personas de diversos puntos de Europa, se va desarrollando el drama que afectará al protagonista y a su entorno, en su obsesión patológica por la ruleta. Incluso contagiará a la patriarca del grupo, la abuelita, una mujer de armas tomar que se presenta allí cuando todos esperaban el telegrama que anunciara el fallecimiento en Moscú.

Tensión muy bien descrita, en un ambiente superficial, de ociosidad, en el que parece que lo único que importa es el dinero y cómo ganarlo fácilmente. Un laberinto del que es muy difícil salir. Dostoievski sabe de qué habla, porque él mismo sufrió ese problema: su padre padeció alcoholismo después de enviudar y su comportamiento violento le acarreó la muerte; y el propio escritor fue adicto al juego (ruleta), lo que le ocasionó importantes pérdidas económicas.

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