Alrededor de un 2% y un 3% de la población española tiene un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), es decir, en torno a un millón de personas. Este trastorno, además, a veces va asociado con un trastorno de la conducta alimentaria (TCA): entre un 13% y un 18% de las personas que tienen TOC tienen también un TCA, según la Unidad integral de recuperación de TCA del Hospital Sagrat Cor (Martorell). El trastorno obsesivo compulsivo, con el que a menudo se frivoliza, está considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las 10 patologías más discapacitantes.
El TOC se define por la presencia de pensamientos obsesivos y/o compulsiones angustiantes y recurrentes. La persona con TOC se obsesiona con temas concretos y también repite una y otra vez comportamientos, aun sabiéndolos inefectivos, intentando prevenir eventos que son objetivamente improbables. Un ejemplo: Francisco Farrando, de 36 años y con TOC, no puede pisar las líneas de los adoquines de la calle porque, si no, siente que le va a pasar algo malo. Lo mismo le ocurría a Jack Nicholson en ‘Mejor imposible’, donde interpreta al maniático escritor Melvin Udall. Hay otros pacientes que tienen TOC de contaminación: tienen miedo de tocar las cosas por si se contagian con algun germen y por eso se lavan las manos de una manera obsesiva.
La Associació TOC Catalunya ha celebrado este viernes en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona) la II Jornada en Catalunya sobre el TOC bajo el lema ‘El TOC no son manies. Lluitem contra l’estigma’. En el trastorno obsesivo compulsivo, destaca el gradiente social de la enfermedad (esto es, a menor nivel de renta mayor prevalencia). Además, es un trastorno mental con una elevada comorbilidad: muchas personas experimentan además depresiones o incluso trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Francisco Farrando, por ejemplo, tiene depresión.
«El TOC es crónico y afecta por igual a hombres y mujeres, a niños y a adultos. Hay dos edades a las que es más probable que aparezca: la infancia y la primera juventud»
«El TOC afecta por igual a hombres y mujeres. Es un trastorno crónico, por lo que afecta tanto a niños como a adultos. Hay dos edades a las que es más probable que aparezca: la infancia y la primera juventud, hacia los 19 o 20 años», explica el psicólogo especializado en TOC Ramon Cobo, que está detrás, junto a Cristina Morales, del centro Presència Activa, cuyo objetivo es sacar la psicología del despacho y acercarla al entorno del paciente.
«Eventos disparadores»
A veces hay «eventos disparadores o estresores» que hacen que aparezca el TOC. En el caso de Francisco Farrando fue un accidente de tráfico. «Aun así, las personas deben tener unas características, tanto genéticas como ambientales, que la predispongan a desarrollar un TOC. Suelen ser personas con una rigidez de pensamiento, muy perfeccionistas, con dificultades para gestionar los cambios… Nos encontramos también muchos pacientes que han sido víctimas de ‘bullying'», añade Cobo. Pese a ello, reconoce que no está descrita esta relación entre el TOC y el ‘bullying’. «Pero sí vemos en estos pacientes que hay una sensación de indefensión y de incontrolabilidad que hace que la persona adopte conductas para tener la sensación de que tiene el control», dice.
Hay factores genéticos y ambientales además de «eventos disparadores» que pueden predisponer a sufrir TOC
Las obsesiones también son un rasgo del TOC. Miriam Pavo, de 29 años, tiene TOC mental desde que entró en la adolescencia. Tiene muchas obsesiones y va «por temas». «Hay épocas en las que me preocupa mucho un tema y puedo pasarme años con esto. Por ejemplo, he estado muy preocupada por las catástrofes naturales. O me he pasado muchos años durmiendo de más por las mañanas porque no soportaba el día a día, tenía miedo a la muerte», explica.
Suben los trastornos mentales
Aunque los expertos no tienen la sensación de que esté aumentado el TOC, sí que mejora la capacidad para diagnosticarlo. «Los trastornos mentales relacionados con la ansiedad suben, y el TOC también», cuenta este psicólogo, que advierte de que este trastorno mental puede «dificultar» el día a día de la persona que lo sufre. «La persona dedica mucho tiempo a hacer esos rituales, a intentar apagar la ansiedad que le generan sus pensamientos, y eso hace que deje de hacer otras muchas cosas, como relacionarse. El TOC comporta bajas laborales», asegura Cobo.
«El TOC es uno de los trastornos mentales que más afectación tiene en la vida diaria de la persona»
Lo dice también la psicóloga Núria Jarrieta, que trabaja en la Unidad integral de recuperación de TCA del Hospital Sagrat Cor (Martorell): «El TOC es uno de los trastornos mentales que más afectación tiene en la vida diaria de la persona. Puede haber diferentes grados y uno muy alto puede limitar mucho».
Como explica Jaurrieta, existe una «comorbilidad» del TOC con los trastornos alimentarios. Entre un 13% y un 18% de las personas que tienen TOC tienen también un TCA. «Ambas patologías tienen pensamientos intensos y les comporta conductas repetitivas», explica Jaurrieta. En el caso del TCA también hay una «necesidad de control», como en el trastorno obsesivo compulsivo. Pero, además, en muchas ocasiones el TOC está asociado a trastornos de ansiedad y depresivos.
Tratamientos y terapias
Una de las terapias más efectivas para tratar el TOC es la terapia en exposición y prevención de respuesta (terapia EPR). «Se trata de enfrentarse al miedo, de exponerse a aquellas cosas que la obsesión nos hace pensar que irán mal y no hacer la conducta de compulsión. Eso es la prevención de la respuesta: prevenimos la respuesta de la conducta», cuenta Cobo. Por ejemplo, si el paciente tiene TOC de contaminación y cree que por tocar un pestillo de la puerta se contaminará y por eso luego se lava las manos, la terapia EPR lo obliga a exponerse a esa idea y no lavarse las manos. «La ansiedad va decayendo poco a poco», añade este psicólogo. Esta terapia, además, es más efectiva cuando se realiza en el domicilio del paciente, ya que se puede trabajar con sus «elementos diarios».
Aun así, explica que, por ahora, la terapia que ha demostrado ser más efectiva es la cognitivo-conductual con medicación. La medición específica para el TOC son los inhibidores de recaptación de serotonina. Pese a todo, el TOC, al ser crónico, no tiene cura. Las personas, eso sí, pueden estar épocas de su vida asintomáticas, con unas obsesiones muy poco presentes. «Pero es muy fácil que el TOC vuelva a aparecer ante una situación de crisis o incertidumbre», dice Cobo. E insiste en que la detección precoz es muy importante, ya que, de no tratarse a tiempo, la ansiedad puede ir creciendo.